jueves, mayo 27, 2004

16ª Parte

No sé cómo actuar. Me coges de la mano, me besas, pero todo tiene que ser normal delante de Javi. Yo no puedo seguir así y no puedo... porque te quiero. Porque estoy deseando que me llames o me escribas un mensaje en el móvil o quedes conmigo por cualquier motivo, aunque no exista ese motivo. Porque me olvido de todo y es el único momento en que puedo dejar la mente en blanco y no recordar que te echo de menos...

El espejo tenía que estar aburrido de mis monólogos y de mis caras compungidas. Estaba pensando en irme de la ciudad. Sé que era una solución cobarde; seguro que había más y mejores métodos para poder olvidar, pero yo no los tenía, no quería tenerlos porque suponía pasar por la misma situación que pasé con Ana y no podría aguantar de pie ni un segundo, con tanta presión en mi cuerpo.

- Marisa, creo que me voy a ir a Barcelona. He conseguido un trabajo de diseñador gráfico de una revista de moda y creo que me vendría bien un cambio de aires.
- Pero ¿qué dices? ¿a dónde te vas a ir?. Venga, no me vengas con tonterías que no estoy para bromas.
- No son tonterías, es que estoy un poco cansado de esta situación y lo he pensado bien. Yo te quiero, pero sé que tu quieres a Javi y yo tampoco quiero hacerle daño, bueno... más del que ya le haya podido hacer. Asi que me largo, todos tan amigos y ya está.

Y lo único que se le ocurre cuando le suelto toda la historia que llevaba planeando decirle durante varios días, es darme un beso casi de tornillo. Ésta vez no seguí besándola; mis labios se quedaron rígidos, quizás por el impacto y la sorpresa o por la confusión que tenía... el caso es que la aparté de mi lado suavemente. Ella se extrañó, me miró con la cara perpleja y los ojos abiertos como platos sin comprender nada.

- Es mejor así Marisa. Yo no puedo aguantar que te enrrolles conmigo cuando te venga en gana o cuando nos venga en gana y al día siguiente estés en la cama de otro. Yo sé que sabía dónde me metía, pero no puedo más, lo he intentado de verás, pero estoy celoso y te echo de menos y éste no es el camino correcto.
- Pero...
- Pero nada. Yo te quiero mucho y no puedo seguir así. Tampoco estoy por la labor de quitarle la novia a un amigo y creo que ya he jodido bastante la situación entre vosotros.
- Me voy contigo a Barcelona.
- No, tú no te vas a ningún sitio.
- No puedo dejar que te marches de mi lado. Te quiero y creo que si te fueras no podría pegar ojo una noche más.
- Venga... no me vengas con bromas que esto es serio, por lo menos para mí.
- No te vayas o me voy contigo. Dejo todo, de verdad. Eres mi príncipe de las tiniblas...

Me miraba con esos ojos negros esperando una respuesta locuaz que yo no alcanzaba a conseguir en ese momento. Le cogí la mano derecha y se la besé despacio. La puse en mi mejilla y el aroma de su piel volvió a penetrarme de nuevo, ya no me dejaría libre, custodiaría todos mis sueños y no podría dejar de sentir su sombra cerca de mi espalda.

Estuvimos un rato más hablando, tampoco mucho porque a ella le esperaba Javi para cenar y yo había quedado con Mónica, la modelo, para tomar algo. Nos despedimos con un beso en la mejilla.
Y mientras nos abrazábamos, sin querer soltarnos, por miedo a que uno de los dos desapareciera en ese momento, me susurró al oído:

No me dejes sola en la oscuridad.

Continuará...
Si no queda satisfecho no le devolvemos su paciencia.Gracias