Hoy estoy harta de tí, cansada de tu tristeza, de la mía.
Hoy sin más me voy de tu lado, para siempre.
No te escribiré para despedirme.
Ni te dejaré la esquina superior derecha de la cama abierta.
Ni mentiré por tí a los niños cuando llegues tarde a casa.
Hoy no.
Hoy saldré corriendo.
Hoy violaré la oscuridad imperturbable.
Hoy fingiré ser soñadora y feliz, al tiempo.
Hoy será un día de esos efímeros, intermedios, como el jueves.
Hoy dejaré que se enfríe la cena en la mesa.
Que el carmín se quede reseco en el borde de la copa de vino.
Que venza el miedo que me agota por las mañanas.
Que borre tu cara del espejo empañado y desaparezca sin equipaje.
Ya no me hace falta.
No voy a volver.
Hoy sin más me voy de tu lado, para siempre.
No te escribiré para despedirme.
Ni te dejaré la esquina superior derecha de la cama abierta.
Ni mentiré por tí a los niños cuando llegues tarde a casa.
Hoy no.
Hoy saldré corriendo.
Hoy violaré la oscuridad imperturbable.
Hoy fingiré ser soñadora y feliz, al tiempo.
Hoy será un día de esos efímeros, intermedios, como el jueves.
Hoy dejaré que se enfríe la cena en la mesa.
Que el carmín se quede reseco en el borde de la copa de vino.
Que venza el miedo que me agota por las mañanas.
Que borre tu cara del espejo empañado y desaparezca sin equipaje.
Ya no me hace falta.
No voy a volver.
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