Te dejo mi mano derecha, sabes que con la izquierda siempre fui torpe escribiedo, para que señales todo aquello que con tu dedo, no de atreverías a señalar.
Te la dejo para por las mañanas te ponga el café, las dos cucharadas de azucar y te desenmarañe las pestañas para que tus ojos puedan ver la luz.
Te la dejo para cuando te duches y te enjabones en aquellos lugares inaccesibles para tus dos manos.
Te la dejo para que la acaricies cuando me eches de menos y palpes el anillo que llevo en el dedo corazón, aquel que me encontré debajo de la cama.
Te la dejo para que la arropes por las noches, para que huelas mi perfume de por las mañanas, para que te masturbes y sientas un mayor placer.
Te la dejo sin pedir nada a cambio, tan solo que no te la olvides en ningún vagón de metro, sabes que no soporta la oscuridad sin tenerte cerca.
Te la dejo para por las mañanas te ponga el café, las dos cucharadas de azucar y te desenmarañe las pestañas para que tus ojos puedan ver la luz.
Te la dejo para cuando te duches y te enjabones en aquellos lugares inaccesibles para tus dos manos.
Te la dejo para que la acaricies cuando me eches de menos y palpes el anillo que llevo en el dedo corazón, aquel que me encontré debajo de la cama.
Te la dejo para que la arropes por las noches, para que huelas mi perfume de por las mañanas, para que te masturbes y sientas un mayor placer.
Te la dejo sin pedir nada a cambio, tan solo que no te la olvides en ningún vagón de metro, sabes que no soporta la oscuridad sin tenerte cerca.
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