No sé cómo decirte que no quiero escucharte, que me da igual lo que me cuentes y que no soporto que me mires con esos ojos de cordero degollado.
Tu sigues hablando sin orden ni concierto y sin parar un sólo instante; muchas veces desconecto y hago como que te escucho pero simplemente meneo la cabeza asintiendo, para que no te percates de mi indiferencia.
No se quién te mandó a custodiarme, a vigilarme día y noche y a organizar mis sueños, pero ten claro que no pienso pagarte por ello y que aunque me repitas una y otra vez lo que está bien o mal, no te voy a hacer ningún caso.
Sé que crees saberlo todo, pero déjame que te diga una cosa, puedo cambiar tu personalidad cuando me venga en gana, puedo hacer que calles para siempre y puedo también, si estoy de humor, concederte un minuto de mi vida.
No obstante, eso me lo tendría que plantear seriamente, porque de verdad que no te aguanto. Lárgate y déjame volar.
Pd: para todas aquellas conciencias que una vez tuvieron un dueño.
Tu sigues hablando sin orden ni concierto y sin parar un sólo instante; muchas veces desconecto y hago como que te escucho pero simplemente meneo la cabeza asintiendo, para que no te percates de mi indiferencia.
No se quién te mandó a custodiarme, a vigilarme día y noche y a organizar mis sueños, pero ten claro que no pienso pagarte por ello y que aunque me repitas una y otra vez lo que está bien o mal, no te voy a hacer ningún caso.
Sé que crees saberlo todo, pero déjame que te diga una cosa, puedo cambiar tu personalidad cuando me venga en gana, puedo hacer que calles para siempre y puedo también, si estoy de humor, concederte un minuto de mi vida.
No obstante, eso me lo tendría que plantear seriamente, porque de verdad que no te aguanto. Lárgate y déjame volar.
Pd: para todas aquellas conciencias que una vez tuvieron un dueño.
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