jueves, mayo 05, 2005

Las nubes me han llorado encima y yo no tenía paraguas. Andaba despistada por la calle, mirando las baldosas y dando algún que otro puntapié a pequeñas piedras que se me antojaban flores.
Estaba enrabietada pero el agua salada que caía del cielo calmaba mis ansias de heroína y me acordé de tí, de cuando te lanzas por acantilados o naufragas entre oleajes imposibles y yo me quedo mirando, desde la orilla de la playa.
Hoy te fuiste sin darte cuenta. Te alejaste sin marcar un camino concreto con el que pudiera guiarme, por lo que decidí seguir las gotas de agua. Sabía que se secarían, así que a toda velocidad callejeé hasta encontrarte y por fin, mientras esperabas en un rincón entre sombras, te cogí de la mano y nos arrojamos hacia la penumbra, sin miranos, solo sintiendo nuestra emoción en la piel.
Todo nos daba igual. En aquel momento nada importaba más que nuestra libertad.
Si no queda satisfecho no le devolvemos su paciencia.Gracias