Vivo atrapada entre madreselva espesa, cargada de llanto y canciones de viola desafinada. Me mantengo a la espera de tus ojos llorosos, de los míos y de los que aún desconozco pero veré llorar los sueños que acaban naufragando en el río.
Y sigo quieta sin decidir, sin querer pensar en el próximo baile agarrado bajo la farola de tu ventana oscura.
Por miedo no me muevo, por miedo paralizo mis dulces piernas esqueléticas ausentes en el suelo más movedizo y resquebrajado. Por miedo te retiro la mirada que siempre sostuve en el aire fresco de nuestros besos fugaces. Por miedo... Sigo soñando e intentando volar sin conseguirlo o consiguiéndolo a medias, como se siente la parte izquierda de un cuerpo cojo por el malestar del alma.
Y no te persigo porque no quiero pensar en trazar un camino escondido entre la nada. Me cuesta sostenerte sobre mis párpados, pero quizás la vida sea un sostener constante de aquello que nos importa. No lo sé. Hoy no estoy segura de nada.
Y sigo quieta sin decidir, sin querer pensar en el próximo baile agarrado bajo la farola de tu ventana oscura.
Por miedo no me muevo, por miedo paralizo mis dulces piernas esqueléticas ausentes en el suelo más movedizo y resquebrajado. Por miedo te retiro la mirada que siempre sostuve en el aire fresco de nuestros besos fugaces. Por miedo... Sigo soñando e intentando volar sin conseguirlo o consiguiéndolo a medias, como se siente la parte izquierda de un cuerpo cojo por el malestar del alma.
Y no te persigo porque no quiero pensar en trazar un camino escondido entre la nada. Me cuesta sostenerte sobre mis párpados, pero quizás la vida sea un sostener constante de aquello que nos importa. No lo sé. Hoy no estoy segura de nada.
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