lunes, octubre 04, 2004

Tengo los pies en alto, rozando las nubes grises que están a punto de estallar y romper a llorar y me empapan poco a poco los talones.
Respiro fuerte y se me hincha el vientre; noto algo en mi interior que se remueve incansable y que no me deja dormir, aún no le he preguntado por qué lo hace, le estoy dando su tiempo, por si acaso se calma de repente.
Las nubes se deslizan por mis piernas y la niebla cubre mi tripa y mi pecho sin dejarme respirar, creo que dentro de poco volveré a cerrar los ojos.
Agarro mis dedos a la tierra, dejando las marcas de mis uñas como señal para que cuando la criatura de mi vientre se deslice por mis piernas, sepa donde estuvo tumbada mi espalda y pueda sentir el calor.
Hoy me ha mirado desde el suelo, acurrucada en una hoja de platanero y por fín he podido bajar mis pies del cielo y cogerla con mis brazos.
Me ha sonreído, yo la he mirado con cariño y esta vez sí, he cerrado los ojos.

Si no queda satisfecho no le devolvemos su paciencia.Gracias