miércoles, mayo 18, 2005

Pasaste el dedo por encima de la cómoda y dijiste:

- Hay polvo.
- Ya sé que hay polvo.- contesté-.
- ¿Pero no lo limpiaste ayer?
- Si.
- Entonces, ¿cómo puede haber polvo?
- Y yo qué se. El polvo pulula por el aire, se cuela por la ventana y se posa en la cómoda, es su trayectoria de todos los días.
- ¡Qué nerviosa me pone que sea imposible acabar con el polvo!
- A mi me pone más nerviosa aún que, sabiendo que va a haber polvo, vengas todas las mañanas, pases el dedo por encima de la madera y digas que hay polvo.

Definitivamente somos incompatibles.
Si no queda satisfecho no le devolvemos su paciencia.Gracias