viernes, junio 11, 2004

Ayer me escondía de una persona en el tren. No me apetecía hablar con nadie, sólo escuchar música.
Pero me encontró, se acercó a mí y no paramos de hablar en todo el viaje. Resultó que al final me agradó más la conversación que si me hubiese quedado sola con mi Disckman.
Desde entonces ya no me escondo y es por eso, creo, por lo que ya no me encuentran.
Si no queda satisfecho no le devolvemos su paciencia.Gracias