¿Realidad?

- Me he enamorado de un vagabundo.
- ¿Perdona?
- Que me he enamorado de un vagabundo.
- ¿Es yonqui?
- No, vagabundo.
- ¿Estás segura de que no es un vagabundo yonki?
- Segura.
- Es borracho, entonces.
- No, sólo vagabundo.
- Ya.
- y ¿Dónde pide?
- En la plaza de Las Descalzas.
- Y ¿Cómo lo conociste?
- Me pidió dinero, se lo di y le invité a mi casa a que se duchara.
- ¡¡Invitaste a un vagabundo yonki y borracho a tu casa para ducharse!!
- Que no es yonki ni borracho, solo es un vagabundo.
- Eso no se lo cree nadie.
- Yo me lo creo.
- ¿Te pusiste la colonia de Donna Karan?
- Sí.
- ¡Madre mía!¿Qué será lo siguiente que hagas?
- Invitarle a cenar. Querría que lo conocieras.
- Yo ya sé cómo es esa gente, no me hace falta conocerlo. La familia no le habla porque se gastó todo el dinero en el juego o de putas, vete tú a saber, y luego claro, la bebida, la droga etc. Le han destrozado los pocos sueños que tenía.
- Te digo que no. Es un poeta. Hace unos pareados preciosos.
-Eres rematadamente imbécil. Te está tomando el pelo.
- ¿Hace cuánto que no haces el amor con Jaime?
- Tres meses.
- A tí lo que te pasa es que tienes envidia.
- ¿De tu relación con el vagabundo yonki?
- Sí.
- Ni de coña.
- Ya.
- Mmmm...¿Lo habéis hecho?
- El qué.
- Ya sabes.
- Ah, eso...
- Sí, dime ¿Lo habéis hecho?
- Sí.
- ¿Y?
- Nunca podrás imaginarlo.
- Estás exagerando.
- No.
- Joder...Y dices que no es yonki ¿no?
- No.
- Ya...Y...¿ Tiene más amigos?

...

Debería renovar el blog. Escribirle. Escribirte. Pero no puedo. Hoy tengo sequía existencial.

Luego

Luego ya no me interesa. Luego es un futuro que desgarra mis esperanzas, es tomar el café destemplado, es recordar la lejanía de un...Seguro que no. Luego me asusta, me arrepiente, me duele profundamente. Y tu, sin darte cuenta, lo dices con un desdén incontrolable.

Básico

Ahora follábamos mirando por la ventana, intentado comprender por qué el lenguaje corporal a veces era tan burdo como la frialdad de los espejos. Y mientras gemías observé que llorabas sin darte cuenta y que el sol se escondía guiñándote un ojo y que el placer se derretía en mis manos aplastadas contra el cristal.

Y si te miro, me respondes que ahora no. Y si no me doy cuenta de que llevas unas mechas nuevas me echas en cara mi falta de atención. Y si te propongo ir al fin del mundo me dices que te duele la cabeza. Y si me callo y me hago el duro me dices que no me comprendes. Y si te recojo entre mis brazos por la noche, me dices que soy tu príncipe de las tinieblas. Y si te digo que me despertaría contigo cada mañana, enarcas la ceja. Y si no te lo digo solo esperas que te lo diga. Y si...Y si la vida no estuviera repleta de contradicciones no valdría la pena.

Maté mis esperanzas de cambiar el mundo

La hora D...

La Rusa era la dueña de la calle. Meneaba el bolso como si manejara un revólver y la sexualidad de sus ojos olía a sudores desgastados. Hace poco le salió compentecia, llegó La Venezolana. Sus tetas eran redondas, de color tostado y con sabor a miel. Las aceras estaban divididas. A la derecha la calentura, a la izquierda el sexo angelical. Mientras se consumía el día, la primavera se quedaba embarazada con las miradas despistadas de los transeuntes.

Hoy

Ahora nos quedan fresas con sabor a sal y precipicios de soledades pasajeras. Tan solo las palmas de nuestras manos con olor a café se salvan de la oscuridad demasiado temprana.