sábado, octubre 23, 2004

Todos los niños tuvimos una guerra, una batalla sin armas, sólo con la conciencia. Todos nos vestimos de mujer y nos pintamos lo labios mientras insertábamos nuestros diminutos pies en unos zapatos de tacón. Todos lloramos delante del espejo del cuarto de nuestros padres y quisimos ser actores por un día, al tiempo que oíamos los aplausos en nuestra imaginación cuando cruzábamos una alfombra roja. Pero sólo algunos quisimos ser niños para siempre y rendirnos en los brazos del aire frío del invierno mientras sentíamos, con los ojos cerrados, cómo se deslizaba una lágrima por nuestras mejillas y volvía a entrar por nuestra boca de nuevo.
Si no queda satisfecho no le devolvemos su paciencia.Gracias