Hoy estaba en la calle de la Montera mirando a una fachada en la que había una pancarta que decía lo siguiente: Prostitución fuera de la calle de la Montera.
Debajo del cartel había una prostituta y enfrente suya, a unos tres o cuatro palmos de distancia, un hombre que requería sus servicios; en medio de ambos, un barrendero retirando las primeras hojas de un terrible día de otoño.
Debajo del cartel había una prostituta y enfrente suya, a unos tres o cuatro palmos de distancia, un hombre que requería sus servicios; en medio de ambos, un barrendero retirando las primeras hojas de un terrible día de otoño.
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