lunes, junio 21, 2004

Mientras cae el sol plomizo sobre mi espalda y las manos arrugadas y secas son incapaces de atrapar siquiera el viento, mientras mis oídos rasgados por tu voz quejosa duermen aletargados y viejos, recuerdo tu sonrisa frágil, tus bazos blancos y tu rostro rojizo por los rayos de una triste bombilla.
Recuerdo tus amaneceres cuando dejabas que la luz formara figuras en el techo que esperabas adivinar.
Recuerdo tus recuerdos tardíos, tus pensamientos amargos cuando juntos los bebíamos acompañados con hielo. Recuerdo el coñac sobre la mesa camilla y tus labios posándose en el canto dejándose bañar por aquel dulce sabor.
Recuerdo tu nariz inquieta cuando pasaba por tu lado que intentaba volver a robar mi aroma.
Recuerdo... solamente recuerdo tu silueta que se vestía de noche con la luna, tus manos apoyadas en la arena mientras tus dedos dejaban resbalar los granos y el tiempo.
Pero poco a poco se me olvidan los recuerdos, a cada paso que doy mi mente borra un antiguo pensamiento, una sensación pasada, una tras otra las huellas que hicieron que no me perdiera en este largo camino.
Y ahora heme aquí quieto, expectante, vigilando mi pasado para que ni una de las letras que ahora estoy escribiendo se borre y así tú, después de haber despertado, puedas leerlas.
Si no queda satisfecho no le devolvemos su paciencia.Gracias