Los ladrones
No acabó bien la peripecia...Entrar, robar, cargarse a la vieja mientras leía a algún autor infumable del XIX y salir pitando. Todo milimétricamente calculado. Los pasos, las señales para abrir la cerradura en el momento preciso, el líquido para dormir a la víctima...TODO.
- ¿Pero qué coño haces con tacones? -Pregunta Haskin mientras se pone el pasamontañas y se rasca el ojo derecho.
- ¿Qué pasa? Me los compré ayer...Tengo que darlos de sí que si no me hacen unas rozaduras...- Dice Mariel subiéndose las medias y ajustándose la falda.
- Mariel, que vamos a robar a una vieja, que la vamos a dormir y a matar si es necesario. Y tu con unos jodidos tacones de diez centímetros.
- Bueno mira, yo vengo como me da la gana,que para eso se me ocurrió a mí el entuerto.
- Como quieras. Coge la pistola, guárdatela...No sé...Engánchatela en la falda.
- Pero...Si es de raso...Como...
- Mira haz lo que te de la gana pero como no cojas la puta pistola...
- Bueno, bueno...
- Venga. Vamos dentro.
- Has, Has…
- ¡Qué coño quieres!
- Hay alguien ahí.
- Ahí donde.
- Pues ahí… Has…Tengo miedo…
- No seas cobarde.
- Has se acaban de cargar a alguien ahí dentro. ¡¡Vámonos de aquí…Vámonos!!
- Ostias…¡Corre, corre!
- ¡¡Los zapatos, los zapatos…No puedo ir más rápido!!
- ¿¿Quién anda ahí?? ¡¡Eh vosotros, donde coño vais!! ¡¡Como no dejéis de correr disparo!!
¡PUM! ¡PUM! Has pudo doblar la esquina…Se tropezó con una vieja y con un coche. El mustang le arrolló sin piedad. A Mariel le alcanzó una bala en el costado derecho. No le dio tiempo a sacar la pistola, la falda le apretaba demasiado…