domingo, julio 10, 2005

Y recorrerte a ciegas, con manos torpes y suspicaces deseos.
Sin quitarme la ropa te beso los sentidos que se deshacen con el calor.
Y me agacho hasta tu tripa para escuchar cómo respira tu silencio
y te finjo gustoso de ese momento extraño pero necesario,
acoplado a un ritmo ajeno hasta el momento,
que congela tus esfuerzos por retener el placer del olvido.
Si no queda satisfecho no le devolvemos su paciencia.Gracias