Las tetas de la dolores
El sol se las quemó sin piedad, tanto que el mismo tatuaje que se mecía en forma de ancla sobre su pezón izquierdo empezó a desteñirse.
La Dolores, ofuscada por tanto rayo de luz en su cara, ni se enteró que se le empezaba a caer la piel de los pechos pero fascinada porque todos los hombres la observaban con perplejidad siguió hasta que el verano cerró por vacaciones.