domingo, abril 27, 2008

El sarpullido

Ensimismado en su enamoramiento platónico no se dio cuenta del sarpullido que le había crecido debajo del ojo izquierdo. Las pequeñas manchas se multiplicaron vilmente y en poco tiempo recubrieron su cuerpo, sin dejar libre un hueco por el que respirar.
Su novia, pálida como el yeso, encantada de que él marcara tendencia, decidió pasearlo por las televisiones inventándose el cuento de que todo era una reacción del corazón. Al tiempo, el sarpullido fue aflojando su intensidad y ella optó por pintar los pequeños espacios desteñidos y dejarlo secar en el balcón de casa. Cuando la novedad dejó de serlo y pasó a formar parte de lo común, "la novia de yeso" se aburrió de él y lo abandonó. Dicen las malas lenguas de entonces, que la tristeza invadió al "hombre sarpullido" quien para intentar recuperar a su novia de nuevo se convirtió en camaleón y así poder cambiar cuando quisiera de color.

2 Comentarios:

me pido un novio como ese, que me de gusto y se camaleonice, ¿donde los venden? mater divina

By Anonymous Anónimo, at 11:01 p. m.  

Qué malos son los amores platónicos. Pero qué malos, hay que j... fastidiarse...

By Anonymous Anónimo, at 5:59 a. m.  

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2 Comments:

Anonymous Anónimo Dice...

me pido un novio como ese, que me de gusto y se camaleonice, ¿donde los venden? mater divina

11:01 p. m.  
Anonymous Anónimo Dice...

Qué malos son los amores platónicos. Pero qué malos, hay que j... fastidiarse...

5:59 a. m.  

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