Cosas del día a día
La abuela sorbiendo la sopa de pescado. Entre sorbo y sorbo, una vela exótica que mi tía trajo de los chinos hace ademán de incendiar la casa. Mi madre, corre corre que te pillo, viene por el pasillo con una cacerola para apagar la llamarada. Mi abuela y los tropezones del pescado, saltan al mar buscando refugio. Mi padre, con las gafas en la punta de la nariz, analiza la situación que se sale de sus parámetros matemáticos. Mi abuelo, que con el sonotone sin pilas no se entera de la misa la mitad, pregunta de dónde demonios ha salido la vela. Mi tía, defensora de los inciensos y demás enseres aromáticos, defiende que el fuego de 30 centímetros es normal. Mi madre, mandil en cuerpo, zapatos de tacón y alhajas varias por ser Navidad, apaga la llama mientras yo, con el móvil, grabando la escena, pienso que esto debería colgarlo en YouTube.
¡Feliz Navidad!
¡Feliz Navidad!