lunes, octubre 29, 2007

Chelsea Road (IX)

El salón estaba en silencio. Un silencio frío. Alguien respiraba fuerte en una silla. Kevin y Gareth estaban sentados uno al lado del otro, Kevin miraba al inspector Jonson con intensidad, Gareth, mientras tanto, se apretaba la mano derecha con la izquierda.

En aquella habitación también estaba la corena, el matrimonio, la mujer (de conveniencia), la novia de Gareth, la vecina, la que tendría que haber ido a cuidar a Wendy la noche de su muerte y el jefe de Jonson.


El joven inspector caminaba de un lado a otro de la estancia, con las manos en la espalda y el cuerpo levemente inclinado hacia adelante. Sus zapatos pesaban sobre el suelo, el sonido duraba unos segundos y luego cesaba, momento en el que Jonson dejaba de caminar, giraba sobre sus talones y volvía a andar.


Se imaginó en ese instante, mientras las miradas se posaban en el ambiente, que estaba en una novela de Agatha Christie y que le tocaba el turno de confesar. No sabía qué decir, se preguntó si acaso debería hacer siquiera el ademán de abrir la boca y comenzar con una rethaila de excusas baratas.


Notó en ese momento que le sobraba la gabardina. Dejó de caminar y ubicándose en un punto desde el que poder mirar a todos los que le rodeaban se aclaró la garganta y comenzó a hablar.


- Sé que ha pasado mucho tiempo y que en este tiempo, la información ha sido escasa. Antes de nada, me gustaría darles las gracias a todos por haber colaborado en la investigación, algunos, sin duda, más que otros. Sin embargo, todo ha sido necesario para poder enlazar aquellas piezas que quedaban sueltas.

El día en que Wendy murió Gareth fue a visitarla acalorado, confesó que había bebido, que estaba nervioso y que la situación se le fue de las manos.
(En ese momento todas las miradas se alternaban entre el inspector y Gareth que nervioso no sabía donde posar sus ojos. Su novia le agarró las manos mostrándole su confianza, su mujer, en cambio, no pestañeó ni un segundo, parecía que aquel momento no iba con ella, que estaba allí como observando un escaparate de una tienda).

Pero aunque su comportamiento no fue el adecuado...(Jonson bajó el tono de su voz levemente) Él no tuvo nada que ver con la muerte de su madre. He de confesar que todos los indicios aputaban en su contra, que las mentiras, una y otra vez repetidas, me confundieron, pero no fue suficiente.

Tampoco nunca comprendí por qué el teléfono estaba descolgado. Quizás alguien llamaba insistentemente y Wendy no quería contestar...Comprobamos el registro de llamadas, pero resulta que los únicos números que aparecían eran el de Maisa, el de su hijo Kevin y el de la vecina que quiso avisar que aquel día no acudiría a cuidarla.

Wendy, tenía un secreto.

(Silencio. Las cabezas giraron y apuntaron hacia el inspector. El tiempo se suspendió unos segundos). Wendy era esquizofrénica. Estaba bajo tratamiento desde hace años y mantenía su estabilidad mental y emocional de manera equilibrada hasta que decidió dejar de medicarse. Fue en ese momento cuando los síntomas negativos de la enfermedad como la pérdida de vitalidad, el embotamiento afectivo y la pobreza de pensamiento que le aturdieron durante los últimos meses, salieron a la luz.


Encontramos casi por casualidad una receta médica tirada debajo de un mueble, eran antipsicóticos. Wendy llevaba tomándolos un par de años, hasta que un día decidió no hacerlo, por eso cuando Maisa nos comentó que había percibido que Wendy estaba distraída o cuando su hijo nos habló de que ella insistía en que le movían las cosas de sitio en su cuarto, o las famosas persecuciones de la CIA, eran las alucinaciones cobrando vida.


Sé que es complicado de entender, que nadie de vosotros estaba al tanto de la situación y que todos y con esto me incluyo a mí mismo, parecíamos necesitar a un culpable de carne y hueso en toda esta historia. No lo hay. La enfermedad se encargó de hacer todo el trabajo.


(En ese instante el opaco silencio gritaba desesperado. Los presentes no encontraban las palabras adecuadas para interrumpir al joven inspector que se alargó con pequeños detalles sobre las consecuencias que la esquizofrenia había provocado en Wendy).

El teléfono no sonó en ningún momento el día de su muerte, sin embargo, probablemente lo descolgara porque creyó lo contrario. Wendy se acercó a la ventana para mirar algo que había fuera y se cayó con tan mala suerte que se clavó la verja directamente en el corazón.

-Dios...(la voz de la novia de Gareth quedó ahogada en la sala).
- Sí, es dramático, pero fue de esa manera. En fin, eso es todo lo que les puedo contar, la familia podrá leer el informe detallado cuando lo tengamos finalizado que espero que sea en un par de días.
-Gracias inspector (añadió Kevin)
- De nada.

Al cabo de dos horas de estar encerrados en aquel habitáculo, uno a uno fueron recogiendo sus abrigos, bolsos y demás objetos personales, dando la mano al joven inspector y marchándose. Gareth y Kevin se quedaron allí preparando té con pastas y hablando de cómo sería el funeral. Hacía tiempo que no se veían, que no se contaban cómo les iba la vida.


Jonson se retiró sigilosamente. Estaba aturdido, tenía calor y sentía que toda esta película había sido como una especie de historia de detectives a la que habían arrancado algunas páginas. Cuando llegó a la calle se encendió un cigarrillo. El cielo estaba nublado. Se subió las solapas de la gabardina beige y miró el reloj. Una gota cayó en la esfera. Maldición, dijo.



FIN


martes, octubre 16, 2007

Chelsea Road (VIII)



- Se les ve felices, ¿no?- pregunta el compañeron de Jonson-.

- Claro, eran tiempos mejores. Ahora la cosa está turbia, todo apunta a que Gareth, aunque no tiene por qué ser el culpable, tiene todas las de perder. Fui a la casa de Wendy esta mañana. Encontré algo.

- ¿Qué encontraste? (El compañero se impacientó, inclinó un poco el cuerpo sobre la mesa acercándose a Jonson).

- Al principio no veía nada, todo estaba como lo dejamos el día del crimen. Pero en un momento dado, quién sabe por qué, observé unas manchas de zapato que había en el suelo. Me acerqué mucho, casi hasta el punto de olerlas; sin embargo, cuando ya estaba arrodillado, notando la suciedad que empañaba el suelo, encontré debajo de una cómoda de madera oscura un pequeño sobre abierto...

- ¿Un sobre?

- Sí, un sobre. No sé cómo se nos pudo escapar, pero allí estaba, tapado por la oscuridad del mueble. Lo cogí y saqué el papel que había dentro. Era una carta escrita con pluma, la letra no era demasiado buena, pero se podía entender lo que había escrito.

- ¿Y qué decía? (La cara del compañero era como la de un búho, había abierto tanto los ojos que cualquier cosa podía caber en ellos).

- Decía: Devuélveme mi dinero. Si no lo tienes preparado en una semana, después de recibir esta carta, morirás.

- ¡Dios santo!

- Sí. Eso mismo dije yo cuando la ví. La he mandado a analizar, pero me temo que los resultados llegarán tarde. Creo que es de Gareth, aunque, obviamente no estoy seguro. El niño "prodigio" pudo haber estado en casa de su madre el día de la muerte o algún día antes para pedirle dinero. Quizás se enzarzaron en una discusión y a él se le cayó de la chaqueta o de donde la tuviera guardada.

- Sí, siempre que hay problemas económicos de por medio también hay peleas...

- Voy a hablar con él. Se acabó el circo.

*********

- Gareth.
- ¿Inspector?
- El mismo. Estoy cansado de que me ocultes información. Es más, estoy harto. Queremos averiguar qué diablos le pasó a tu madre. Así que te pediría, por favor, y no quiero repetírtelo más veces, que colabores. ¿El día de la muerte de tu madre fuiste a su casa?
- (El silencio se posó en el auricular) Sí - respondió-. (La voz sonó tenue, apagada).
- Bien, empezamos bien. ¿Es tuya una carta en la que te amenazan si no devuelves una cantidad de dinero?
- Sí.
- ¿En qué lío estás metido?
- En uno muy gordo. Necesitaba el dinero, fui a pedírselo a mi madre, estaba acalorado, había bebido mucho, el cabreo pudo conmigo...Yo no quería. De verdad que no quería tratarla así...Se me fue de las manos.
- ¿Qué es lo que se te fue de las manos concretamente?
- La amenacé. Le dije que si no me daba el dinero la mataría.
- ¡Pero si es tu mandre, por Dios Santo!
- Lo sé, lo sé...No entiendo qué pudo pasar...De verdad que yo no quería...
- Tu eres un desgraciado, eso es lo que eres (En ese momento Jonson sopesó su frase. Tenía que guardar la compostura ante todo. Guardar...¡Qué demonios guardar! Este tipo podía ser el asesino y si no lo encarcelaba podía perder la oportunidad de su vida. Pero alto, ¿crees realmente que alguien con tan poca inteligencia podría haber hecho algo así? o ¿será realmente que por tener tan poca inteligencia lo ha llevado acabo? Estas preguntas tan complicadas le comenzaron a perturbar la cabeza...).
- ¿Inspector? ¿Sigue ahí?
- Sí, estoy pensando. Gareth ¿Mataste a tu madre?
- No.
- ¿No?
- No, se lo juro. Se lo juro por...
- Sí, por tu madre ¿no? Anda, mejor no me jures nada porque tu palabra vale bastante poco.
- Lo sé, pero debe creerme. De verdad que yo no lo hice.
- ¿Cuando fuiste a ver a tu madre, te acuerdas si estaba el teléfono descolgado?
- ¿El teléfono descolgado? Pues la verdad es que no lo recuerdo, ya le he dicho que estaba fuera de mí. Estaba obsesionado con la idea de que necesitaba el dinero.
- La mujer que debería haber ido a cuidar a Wendy el día de la muerte nos ha comentado ese detalle. Estoy intentando atacar cabos.
- La verdad es que yo no se lo podría confirmar.
- ¿Insistías a tu madre con vender la casa porque estabas hasta el cuello de deudas?
- Sí. Y porque a mi madre ya se le iba un poco la cabeza a veces. Se olvidaba de las cosas, decía estupideces, la casa le venía muy grande como para mantenerla. Yo le recomendé que la vendiera y se trasladara a un piso, mucho más cómodo y acogedor; el problema es que siempre ha sido muy testaruda.
- ¿Sabes si tu madre podría tener principios de alzheimer?
- No, no tengo ni idea. Lo único que me dejó perplejo una vez fue que en un viaje que hicimos a China hace un año, estaba empeñada en que la CIA la estaba investigando. ¿Te puedes creer que clase de majadería es esa? Y mira que yo le decía: Mamá que no te investiga nadie. No había manera, decía que apuntaba los movimiento de la CIA en una libreta, creo que todavía debe andar por casa...
- ¿Una libreta en la que apuntaba todo?
- No, no apuntaba todo, solo cuando veía a esta gente...
- ¿Pero tu madre era una mujer obsesiva?¿Estaba bajo tratamiento médico?
- No que yo sepa. Pero claro, en esta sociedad de locos ¿Quién no necesita tratamiento médico?
- Déjalo Gareth.
- Lo siento.

*********

- Jefe.
- Dime Jonson.
- No creo que Gareth sea el asesino o esté involucrado en la muerte.
- ¿Por?
- Porque es demasiado...Demasiado...No encuentro un adjetivo lo suficientemente ajustado a su perfil. Pero en definitiva creo que él no fue.
- ¿Y que crees que pasó entonces?
- Las puertas de la casa no estaban forzadas, el teléfono estaba descolgado, nadie entró a la casa en esas horas o por lo menos nadie vio nada, no encontramos sangre, ni el cuerpo tenía signos de haber sido forzado...Igual se suicidó.
- ¿ Y por qué iba a hacerlo?
- Quizás no estuviera cuerda. Gareth no sabe si tenía problemas mentales solo recuerda que en un viaje ella aseguraba que le perseguía la CIA.
- ¡Anda! A ver si va a ser como en la peli de "Una mente maravillosa", ¿sabes de lo que te hablo Jonson?
- No, no tengo ni idea jefe. Solo sé que si esto es un suicidio...
- Pero cómo no lo vas a saber, hombre, la película en la que trabaja Russel Crowe.
- No, jefe, de verdad que no tengo ni idea. Voy a llamar a Maisa, le voy a comunicar que igual pudo suicidarse, quizás pensó que la CIA estaba todavía tras sus pasos...Igual Maisa puede decirnos algo.
- La CIA...Bastante tiene la CIA con ayudar en los guiones de las pelis norteamericanas...

*******
Jonson cogió el auricular y marcó el número. Estaba aturdido. La voz de Maisa sonó al otro lado del teléfono. Nada de la historia le sonó raro, tampoco las confabulaciones sobre un posible suicidio.

- Recuerdo la última foto que tomé de ella. No miraba a la cámara. No miraba a ningún sitio.

El auricular estaba caliente. Jonson se atragantó con su propio silencio. Sentado en el sofá de su casa, mientras recordaba los detalles de lo sucedido, pensó...Necesito a un criminal en toda esta horrible historia.

jueves, octubre 11, 2007

Clesea Road (VII)

Dentro de su cabeza se había metido un ruido molesto: tum, tum, tum…Maldita sea, pensó. Cogió una pastilla y se la posó al final de la lengua, antes de que cogiera el vaso de agua para acompañarla, la pastilla ya había comenzado a deshacerse en la lengua. Estaba solo en la oficina. Llamó a Kevin, el hijo menor de Wendy, pensó que igual le ayudaba en algunos detalles de su hermano quien no le respondía las llamadas desde hace hacía tres días.

**************

- Hola Kevin, soy el inspector Jonson.

- Hola inspector, tenía ganas de hablar con usted. ¿Cómo va la investigación?

- No va del todo mal, pero iría mejor si tu hermano en vez de mentirnos cada dos por tres, cooperara adecuadamente.

- Ya, por qué será que no me sorprende lo que está ocurriendo.

- Kevin, ¿Tu conoces la relación sentimental que tu hermano está teniendo actualmente?

- ¿Cuál de ellas? Porque desde que dejó a Maisa ha pasado por bastantes.

- Pero tu hermano se ha vuelto a casar.

- ¿Ah sí?

- Sí.

- No tenía ni idea. Llevo bastante tiempo en Vietnam y no me había enterado.

- No me extraña. Creemos que ha sido un matrimonio de conveniencia.

- Ya. Lo único que yo le puedo decir al respecto es que él ahora, o hasta ahora, porque ya no estoy seguro, compartía su vida con una mujer, pero no estaban casados.

- ¿Sabes cómo es ella? Su supuesta mujer es negra.

- No, esta no es negra, es blanca. Se llama Sandrine. Muy agradable.

- ¿Sandrine qué más?

- Sandrine Westone, creo.

- Bien, lo anotaré. ¿Mantenías una relación vía teléfono con tu madre de manera regular?

- Sí, dos o tres veces por semana.

- ¿Y la notabas bien?

- Sí, no noté nada raro. Es verdad que mi hermano siempre daba mucho la tabarra, que siempre traía alguna historia nueva y que mi madre a veces lo trataba como un caso perdido, pero ella era una mujer muy activa, viajaba mucho, tenía muchos amigos, era muy sociable.

- Sí, eso me comenta todo el mundo. ¿Sabes si tenía algún enemigo, si estaba preocupada por alguna persona en concreto o simplemente por algo?

- Que yo sepa no, lo único que sé es que a mi madre la cuidaba a veces una mujer, una conocida que vive cerca nuestra que pasaba algunos ratos con ella. Esta chica tenía que ir a cuidarla el día que falleció, yo me puse en contacto con el matrimonio que vive en nuestra casa y me dijeron que ese día no acudió nadie.

- ¿Nadie?

- No.

- Qué raro. ¿Me puedes facilitar los datos de esa mujer?

**************

Jonson anotó su nombre y teléfono. Habló con ella quien le explicó su relación con Wendy y la causa del por qué no llegó ese día a la casa.

- La llamé varias veces para decirle que no podía ir, pero nadie respondió. El matrimonio que vive con ella me dijo, el día después de la muerte, cuando fui a la casa para ver lo sucedido, que el teléfono de la casa estaba descolgado.

- Gracias por su tiempo.

- De nada inspector.

**************

Jonson estaba sentado delante del ordenador. Introdujo el nombre de la compañera sentimental de Gareth: Sandrine Westone. A los diez minutos largos, después de que hubiera permanecido un rato mirando por el cristal, observado a su compañero de trabajo y la taza de café que llevaba tres días encima de la mesa sin lavar, volvió la vista a la pantalla y ahí estaban los datos.

Sandrine Westone

Irlanda

1972

Divorciada

Homicidio contra Luinard Westone Carghlam– catalogado: defensa propia.


- ¿Cómo? ¿Una asesina?

- Bueno jefe, fue en defensa propia, el padre abusaba sexualmente de ella…

- Dios, que dramático es todo esto.

- Sí, lo sé, además he hablado con el hijo menor, es consciente de que Gareth, su hermano, es un jeta, tiene habitualmente problemas económicos y hace todo lo posible para ganar dinero rápido. La madre tenía una casa desastrosa, bastante vieja, pero la zona en la que está ubicada es de las más caras de la ciudad. Ella tenía dudas de si trasladarse definitivamente a vivir a Francia, donde tiene un apartamento, por lo que me ha comentado Kevin. Gareth, además, le había insinuado varias veces a su madre lo de la venta de la casa, pero ella era reticente a hacerlo.

- Bien, bien…¿Dónde estaba el hijo mayor el día del asesinato?

- Dice que en su casa. Ella murió en la madrugada.

- ¿Pudo mandar a alguien a que la asesinara?

- No lo sé, tiene amigos poco deseables, pero tanto como para mandar matar a su madre…

- Jonson, estas cosas pasan, bienvenido a nuestro maravilloso mundo real.

**************

El teléfono descolgado...Jonson detuvo en aquel instante su pensamiento. La persona que entró debió pensar que Wendy podría llamar a la policía. Pobre mujer. Aunque tampoco hemos descartado nunca el suicidio. Igual quería morir tranquila sin que nadie le perturbase mientras se decidía...Pobre mujer.

viernes, octubre 05, 2007

Chelsea Road (VI)

Jonson está contento. Se calienta las manos sujetando la taza del café. Encima de su mesa hay una foto de Wendy, está serena, tranquila, apostada en una silla, mirando al objetivo de la cámara y quizás pensando en algo en lo que nadie más puede pensar. Está....


- ¡Jonson, hijo mío, cada vez estás más delgado! La verdad es que este caso te está dejando en los huesos. ¿Cómo vamos con las investigaciones?



- Bien jefe...Vamos bien. Gareth, el hijo mayor, es un maestro de la mentira. Hablé con su ex mujer y me negó que Gareth estuviera actualmente casado, me comentó además que solo tiene dos hijos, los de Maisa y si a esto le sumamos que en su piso viven dos prostitutas y que...


- Y que qué, necesitamos más información, Jonson, esto es paja.


- Pues que he rastreado en el registro civil y he averiguado que Gareth sí que está casado, con una mujer negra, que efectivamente no tiene hijos pero que me huele que puede que sea un matrimonio concertado...Estoy en ello.


- ¿Y por qué te huele? No tienes pruebas.


- Pues porque en la supuesta casa donde debería vivir Gareth, pero viven las prostitutas, encontré unas fotos en las que estaba con una negra y con unos niños, que no son de la negra sino que parecen ser, por la descripción que medio Maisa, los de ésta última.


- Ya, pero bueno, si son de Maisa y de Gareth y ahora la negra es su mujer, el hijo díscolo también tiene derecho a estar con sus hijos y por qué no, fotografiarse todos juntos, digo yo, vamos.


- Sí, también pensé en eso, pero como todo esto me parecía muy enrredado, hace dos días seguí a Gareth a casa y cuál es mi sorpresa que me lo encuentro con otra mujer, que no es la negra, con la que entró en casa. La misma mujer con la que le llevo viendo estos días y que parece no un rollo sino algo más serio.


- Bueno Jonson eso es fabular mucho me parece a mí ¿no? Igual está cansado de su mujer que puede ser posible, que yo de eso sé...El caso, que ya no la aguanta y se ha echado una amiga para unos días mientras la negra está de viaje. ¿No?


- Sí, puede ser, pero cuando fui al Registro Civil me traje conmigo el teléfono de contacto de la susodicha esposa y la he llamado. Estaba muy nerviosa....


**************************

- ¿Sí?

- Buenos días, ¿Es usted Iliana ?

- Sí, ¿Con quién hablo? (Su voz suena grave y perezosa como si se acabara de levantar de la siesta?

- Soy el inspector Jonson. Le llamo porque estamos investigando la muerte de la madre de Gareth, Wendy.

- ¿De quién, perdón?

- De Wendy, la madre de su esposo.

- Ah...Ah...Ya. Perdón, ¿Pero cómo ha conseguido usted mi número?

- Sencillamente porque estamos investigando una muerte y usted es una persona que nos puede facilitar datos al respecto. ¿Conocía a Wendy?

- Eh, no. La verdad es que no la conocía.

- Está casada con su hijo ¿y no conoce a su madre?

- No he tenido oportunidad aunque tenía muchas ganas, las verdad. Gareth me ha hablado maravillas de ella, aunque por lo que me está contando parece que es tarde...

- Sí, un poco, la verdad. Y dígame, ¿Dónde y cómo conoció a Gareth?

- A través de unos amigos que tenemos en común. Nos presentaron y a partir de comenzó todo. Nos queremos mucho inspector.

- ¿Está usted al tanto de los negocios fraudulentos de su marido?

- ¿Negocios fraudulentos? No, no sabía nada. ¿Qué tipo de negocios?

- Será mejor que se los cuente él, no obstante eso no me importa demasiado ahora, ¿Ha estado estos días de viaje señora Iliana?

- No.

- Y ¿Cómo que no ha pasado por casa en ningún momento durante estos dos últimos días?

- Eh...¿Nos ha estado usted espiando, inspector Jonson? Yo creo que eso no es reglamentario...

- Yo creo que es usted la que no tiene ni idea de lo que es reglamentario, pero dígame, ¿dónde ha estado usted estos días?

- Cuidando de mi madre. Está enferma.

- Cuál, ¿la que vive Nueva Orleans?

- Eh...No, mi padre se divorció de mi madre y aquí se casó con otra mujer. Ella ahora está enferma, mi padre se murió hace tres años y me tocaba a mí cuidarla.

- Ya, me temo señora Iiliana que se tendrá que poner de acuerdo con su marido para saber los parentescos que tienen uno y otro y dónde los tienen. Según Gareth usted vive aquí y sus parientes, su madre verdadera, en Nueva Orleans. De la de postín, el no sabe nada, claro, qué raro, ¿No le parece?

- Hombre, inspector, a veces las parejas no se cuentan todo.

- Señora Iliana, me está pretendiendo decir que cuando convive con alguien diariamente, bajo el mismo techo y uno de los dos tiene que ir a cuidar a su madrastra o a cualquier pariente, que está gravemente enfermo, ¿Eso no se comenta? Más cuando durante dos días no va a estar en casa. Qué extraño, ¿No?

- Eh...

- Sí, yo también me quedaría sin palabras. Iliana ¿Conoce usted a los hijos de Gareth?

- Sí, Matias y ...

- Susan.

- Eso, Susan. Solo los vi unos días, fuimos de viaje a Brasil, los conocí allí.

- Ya, esto era todo, gracias por su colaboración Iliana.

- Jonson, solo quería que supiera que yo quiero mucho a mi marido.

- Sí, no me cabe la menor duda. Perdone Iliana, se me olvidaba un último dato ¿dónde está usted ahora? Es una manía que tengo, la de apuntar la hora y el lugar exacto.

- En casa, con mi marido.

- Muchas gracias Iliana.

- A usted inspector. Adiós.

Jonson cuelga el teléfon de la cabina situada en la acera de enfrente de la casa de los Jonson. La luz está apagada. Cruza la calle y llama al timbre, nadie le abre la puerta. Qué raro, piensa, ¿Habré estado hablando con un fantasma? Jonson sonríe, está orgulloso de su táctica. Se sube los cuellos de la gabardina, mira al cielo, parece que el sol quiere hacerse hueco entre las nubes. Una gota cae sobre la esfera de su reloj. Maldición, piensa.

jueves, octubre 04, 2007

Una interrupción en el camino

Me he permitido la libertad de hacer un descanso en este folio virtual. Hoy es el día, no otro. Hoy.

Llegará un día en el que "el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos, mi recuerdo"(...)"Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor..." (Salvador Allende).

Adiós, Carlos. Hasta siempre.

lunes, octubre 01, 2007

Chelsea Road (V)

El otoño deja los cristales empañados. Jonson tiene la nariz pegada en la ventana, su aliento deja opaco el pequeño hueco que quedaba para ver la ciudad. El cielo está gris. Chispea. Jonson piensa que está perdido y que entre la vorágine de personajes tiene a una muerta, a unas prostitutas, a un hijo mentiroso, a otro que acaba de aterrizar en Londres y a unos vecinos que no han podido esclarecer los hechos.
¿Qué demonios debo hacer ahora? El vapor del café llega hasta sus ojos, se los frota y bosteza dejando escapar un pequeño ruído gutural que hace que su compañero le mire.

- ¿Qué pasa Jonson, estamos perdidos?
- Sí, un poco- responde mientras con la mano derecha se toca la ceja delicadamente-.
- ¿Sabes qué me dice mi mujer cuando estoy perdido?
- No.
- Thomas, ¿quieres encontrarte? Pues empieza por poner un pie delante del otro para caminar y sobre todo observa...Observa porque nada es lo que parece.
- Muy sabia tu mujer.
- Sí, por eso me casé con ella, bueno por eso y por que tiene un par de...
- Ya
- Ya sabes....
- Si, no hace falta que entres en detalles. (Jonson mira el reloj, valora si ha pasado mucho tiempo desde la última vez que lo miró. Cierra los ojos). Me voy, creo que llamaré otra vez a Gareth, ese no me la vuelve a pegar.
- Que tengas suerte.
- Gracias.

************************

-¿Gareth? Aquí el agente Jonson, necesito robarte cinco minutos de tu tiempo.
- Dígame agente, soy todo oídos, ¿tienen algún dato nuevo?
- Sí. Fuí a su piso ayer y me encontré con dos prostitutas ¿No se suponía que vivía allí?
- Sí...Bueno...Es que voy de vez en cuando...
- Mira chaval, no me mientas, no hay tiempo para bromas, o me das una explicación de por qué me mentiste o te someto a un interrogatorio que terminas sudando. (Jonson se da cuenta de que ha comenzado a tutearle. Está cabreado).
- Bueno, es una larga historia....
- Tengo tiempo suficiente. Empieza.
- Yo soy vigilante de pisos, como ya le dije y la constructora me cede uno, el problema es que el dinero no me llega a fin de mes y creí que podría alquilarlo para ver si me sacaba unas perrillas...
- ¿Y no sabes que eso es ilegal? Si se te están cediendo gratuítamente una propiedad, una de las cláusulas de esa empresa es no lucrarse con el objeto, es decir, que ni lo puedes vender ni alquilar... En fin. Pero al margen de eso, también hay otra cosa que quería comentarte, necesito el teléfono de tu ex mujer, Maisa, también debemos hacerle algunas preguntas.
- Sí claro, se lo doy sin problemas, pero ella...
- Pero ella ¿qué?
- Bueno ella es una mujer especial, muy sensible.
- De eso ya me encargo yo que tengo mucho tacto.
- De acuerdo.
- Así me gusta, cooperando.

Gareth le da el teléfono. Se despiden. Jonson se siente cansado y piensa que ha perdido el día de hoy. Marca el teléfono de Maisa.

*********************************
- ¿Sí?
- Hola ¿Maisa?
- Sí, dígame ¿Quién es?
- Soy el inspector Jonson, le llamo por la muerte de Wendy Machdougahn ¿Tiene cinco minutos que me pueda prestar?
- Claro.
- He hablado con su ex marido, me ha comentado que usted tenía buena relación con Wendy, ¿Cuándo fue la última vez que habló con ella?
- Una semana antes de que muriera.
- ¿Era normal que se llamasen con frecuencia?
- Sí, bastante. Es la abuela de mis hijos, ha venido bastantes veces a Brasil a verlos, nos teníamos mucho aprecio y los niños la quería con locura.
- Entiendo y en estas últimas veces ¿notó algo raro?
- Ya se lo comenté a Gareth hace un par de meses, pero no me hizo ni caso. Wendy estaba rara, una de las últimas veces que hablamos me comentó que creía que alguien entraba en su casa y le movía las cosas.
- Pero, en su casa vivían también un matrimonio y una chica joven coreana ¿no?
- Sí, pero en la casa de Wendy, la gente que alquila habitaciones solo tiene acceso a la cocina, el baño y el salón de estar, pero no la habitación de Wendy. Ella insistía en que alguien le movía las cosas.
- ¿Y nunca te dijo que sospechara de nadie?
- No. A mí nunca me dijo nada.
- Otra cosa, Maisa, ¿te ha hablado Gareth, por algún casual, de su mujer?
- ¿De su mujer? Que yo sepa no tiene ninguna mujer.
- ¿No?
- No, yo fui su única mujer. Lo único que puedo decirle es que ahora comparte su vida con una chica, pero no están casados.
- Y ¿Sabes si tiene hijos con ella?
- No, que yo sepa no, los únicos hijos que tiene son los míos. Además, como para tener otro par, no me paga ni siquiera a mí la manutención de estos...
- Ya veo, una joya de hombre. Gracias por la información Maisa ¿Puedo volver a llamarle si tengo alguna otra duda?
- Claro que sí.
- Gracias.
- Gracias a tí.

Jonson cuelga el auricular despacio como si Maisa pudiese todavía sentir su voz. Cierra los ojos y se muerde el labio inferior. La historia comenzaba a fraguar. Una sonrisa deja ver sus dientes levemente separados. Este es el principio, (anota en su libreta), solo es el principio...
Si no queda satisfecho no le devolvemos su paciencia.Gracias