viernes, septiembre 28, 2007

Chelsea Road (IV)

- Toc, toc, toc. (1 segundo de silencio).Toc, toc, toc. (1 segundo de silencio).Toc, toc toc. Pum, pum, pum....¡Gareth! ¿Estás ahí? Soy el inspector Jonson. ¿Gareth?

Se oyen unas pisadas, los pies se arrastran por el suelo, una voz ronca de mujer balbucea:

- ¡Ya va!¡Ya vaaaaaa! ¿Quién demonios será a estas horas de la mañan?

Jonson tiene puesta la oreja derecha contra puerta. Se retira despacio y sigilosamente cuando escucha que los pasos se acercan y antes de que la mujer haya quitado el pestillo del trozo de madera con pintura desconchada, se ha colocado adecuadamente el nudo de la corbata y estirado la camisa.

- Buenos días ¿Quién es usted y qué demonios quiere a estas horas de la mañana?

Una mujer negra, de 1'75 metros de altura, con el pelo enganchado en un moño mal hecho que deja unos largos mechones delante de los ojos aparece delante de él. Lleva un camisón rosa claro con manchas de café en el pecho, sandalias de piscina y las uñas del pie pintadas de rojo. Tiene el brazo derecho estirado y apoyado en el borde de la puerta y la mano izquierda en la cadera.

- Le estoy preguntado que quién es.
- Eh....Jonson, el inspector Jonson, estoy buscando a Gareth, el propietario de esta casa ¿Está aquí?
- No, Gareth no vive aquí, nos alquila a nosotras el piso.
- Pero si este piso se lo ceden a él supuestamente porque...(Jonson se queda callado, duda si debe seguir hablando con la negra del tema o simplemente pedirle que le deje entrar). Necesito que me deje entrar, estamos investigando un caso de asinato.
- ¿Asesinato? Pero...Oye mire, yo no sé si me está mintiendo, si lo que me dice es verdad o qué, voy a llamar a Gareth para...
- Como no me deje entrar le acuso de obtrucción a la justicia.
- Pero...
- De pero nada.

Jonson se cuela por el hueco que la negra no está tapando con su cuerpo y se mete dentro del piso. Todas las persianas están bajadas y el olor ha cerrado se palpa en el ambiente. Jonson mira hacia los lados, recorre la habitación de arriba a bajo, se fija en unas fotos enmarcadas.

- ¿Quién es esta mujer que está con Gareth?
- Su esposa.
- ¿La conoce?
- No.
- ¿Y estos, son sus hijos?
- Sí, bueno, eso es lo que él dice.
- Entiendo... Voy a seguir echando un vistazo por la casa, ¿le importa?
- ¿Acaso no es lo que está haciendo?

Jonson recorrió todas las habitaciones, se fijó en que en una de ellas había otra mujer tumbada. La cocina estaba revuelta, los platos y los vasos apilados sin fregar. Observó que en las paredes había bastantes fotografías, en todas aparecía Gareth con su mujer y los niños. Distintas posiciones, distintos escenarios, pero la ropa que llevaban se repetía. Mientras la negra despertaba a su compañera de piso, el inspector Jonson roba una de las fotos y se la mete en el bolsillo interior de la chaqueta.

- Una pregunta antes de irme ¿Gareth suele pasar por aquí alguna vez a la semana?
- Sí, un par, más que nada para vigilar si su piso sigue en condiciones.
- Entiendo. Y ustedes ¿trabajan en algo?
- Sí, somos camareras en un bar.
- En un bar...¿Nocturno?
- Sí.
- ¿Cuál?
- Monkey's.
- Ya. De acuerdo, gracias por su tiempo, ha sido muy amable.
- A usted. Adiós.
- Adiós.

Mientras Jonson baja por las escaleras mascullando algunas palabras en voz baja, se tropieza con una señora mayor que intenta subir unas pesadas bolsas de comida.

- ¿Necesita ayuda señora?
- Oh....Es muy amable caballero. Tan solo voy un piso más arriba, pero gracias.
- No, no es molestia...

Jonson coge las bolsas, realmente pesaban las condenadas. La anciana le sonríe agradeciéndole el gesto, Jonson que duda si preguntarle por la negra y su compañera, se decide finalmente a hacerlo.

- Señora...¿No conocerá usted por casualidad a las dos chicas que viven en el sexto? Una de ellas es una chica negra, alta, corpulenta...
- Sí. Son prostitutas.
- ¿Cómo ha dicho?
- Lo que ha oído. Son prostitutas y traen aquí al primero que pillan de la calle, no veas que desfile de gente, todo el día para arriba y para abajo. Un infierno.
- Pero ¿está usted segura?
- Lo he visto con estos ojos. No me hace falta nada más.
- Y ¿ha visto si un joven corpulento, rubio y un poco calvo, ronda también el piso?
- ¿El caradura ese? Sí, una o dos veces por semana se acerca. No debería dejar el piso a gente como esa, el vive gratis por ser el vigilante de los edificios, pero yo creo que eso no es legal. ¿Usted que cree?
- Quizás señora, quizás...Bueno, ya hemos llegado ¿le dejo las bolsas aquí?
- Aquí están perfectas. Gracias.
- De nada, que pase buen día.
- Adiós.

Jonson baja las escaleras acelerado como si el tiempo le comiera los talones. Sale a la calle y respira hondo. Llama a su jefe por teléfono.

- ¿Jefe?
- ¿Jonson? ¿Dónde diablos te has metido durante toda la mañana?
- Tenemos a un hijo mentiroso, a unas prostitutas y unas fotos algo raras...
- ¡Perfecto! Oye, antes de llegar a la oficina ¿me traes un café con doble de nada?
- Eso está hecho jefe.
- Adiós Jonson.
- Adiós.

El inspecto saca del bolsillo interior de la chaqueta la foto. Están encima de un puente de madera, Gareth y su mujer miran al objetivo de la cámara sonrientes, los niños, mientras, mantienen la vista fija en su madre.
Esto empieza a marchar, piensa Jonson, esto empieza a marchar. Una brisa le hace subirse los cuellos de la chaqueta, mira al cielo, parece que va a llover.

miércoles, septiembre 26, 2007

Chelsea Road (III)

- Pero...Entonces, chris grsss chrhisss ¿Dónde dices, chirss grisss rgssss, que está el hijo mayor? (Farfulla el jefe mientras come una rosquilla glaseada recubierta de chocolate negro.
- Jefe,Yo... no entiendo nada de lo que me está diciendo...
- Joder, Jonson, que si sabemos dónde está el hijo, el tal Gareth ese. Qué buena está esta rosquilla -apunta en voz baja-.
- Sí, lo he localizado después de dos largos días. No se creía lo que le estaba diciendo. Trabaja vendiendo pisos, he quedado con él esta tarde en la comisaría para entrevistarlo.
-Bien. ¿Está casado?¿Con hijos?¿Amantes?¿Relación con su madre? Tienes que averiguar todo eso, ya sabes Jonson. ¡Oye Mike, tráeme un café con doble de nata!
- ¡A la orden!
- También sabemos que tuvo una mujer, Maisa, brasileña, la conoció aquí, en Londres, tuvo dos hijos con ella, pero se divorciaron, Maisa se volvió a Sao Paulo. Espero averiguar más cosas.
- Debes averiguar más cosas, Jonson, debes. En fin, también tendrás que volver a llamar, al otro hijo, ehm...¿Kevin?
- Sí.
- Tienes que saber cuándo llega de Vietnam, por qué se fue, con qué periodicidad hablaba con su madre. Todo.
- Lo sé, jefe, lo sé.
- Bueno, nos vemos esta tarde Jonson, buen trabajo. (Dos palmaditas en la espalda).
- Gracias jefe.

******17:15 horas******

- Bueno, Gareth, me comentabas que hacía cuatro días que no veías a tu madre, antes de que muriera.
- Eso es. (Está con las manos encima de la mesa, con el dedo índice golpea suavemente el borde. No tiene la espalda recta, está levemente inclinado). No he podido verla antes, estaba ocupado con mucho trabajo, ya sabes como va esto de la vigilancia de pisos...
-¿La vigilancia de pisos? Pensaba que te dedicabas a venderlos.
- No, no, yo los vigilo, soy como un portero, pero de muchos bloques ¿Entiende?
- Sí.
- A cambio me ceden uno de los apartamentos.
- ¿Y usted vive en él?
-Ehm...Sí.
- Bien ¿Cuál es la dirección?
- Eh...
- ¿No sabe cuál es la dirección de su piso?
- Eh...Sí, sí...Forhan Street, número 17.
- Muy bien, gracias Gareth, esto ha sido todo por hoy. Le llamaremos en un par de días.
- Vale, de acuerdo. Gracias agente.
- De nada.

******************

- ¿Qué tal el encuentro con el hijo, Jonson?
- Bien, dice que por trabajo no pudo estar con su madre, pero creo que hay algo raro en lo que decía. Cuando le pregunté por el piso en el que vivía, dudó en responderme. No sé cuál es la causa, iré al apartamento mañana sin avisarle, de sopetón.
- Bien bien... Esa es la táctica Jonson, esa es la táctica, poco a poco te vas convirtiéndote en un buen inspector...¡Cómo yo! (dice mientras se da unas palmadas en el pecho)
- Sí, gracias jefe.
- Mañana más y mejor. Déscansa por hoy.
- Sí señor.

Jonson se frota la cara con las manos, está cansado, las ojeras se le marcan considerablemente. Se toma el quinto café solo del día. Vuelve a repasar sus notas.

martes, septiembre 25, 2007

Chelsea Road (II)

Situación:

Son las diez y cuarto de la mañana. El inspector Jonson está con el pie derecho en el primer escalón de la casa número 25 de Chelsea Road, el izquierdo, en la acera. Con la mano derecha sujeta una pequeña libreta de cuadrícula (siempre se tuerce al escribir) a la altura de los ojos. Mientras repasa las anotaciones, por encima del borde de la hoja puede ver a la vecina de Wendy: una mujer de unos 65 años, con rulos en la cabeza y con un gato persa de gran tamaño color gris ceniza entre los brazos. Lleva las uñas pintadas de rosa, abundante rimel en las pestañas, arrugas en las manos y en la cara. Sus ojos están profundamente hundidos entre un amasijo de pliegues, se ha pintado los párpados de plata y su cuerpo está recubierto por una bata de color azul desteñido. Al tiempo que el inspector Jonson mira su última frase escrita: “No tenía enemigos”, puede ver cómo la señora utiliza el dedo índice derecho para rascar la nariz del gato.

- O sea…Que dice usted que vio a la víctima dos días antes del suicidio ¿no?

- Sí, estuve hablando con ella; teníamos bastante relación ¿sabe? Las dos más o menos de la misma edad, con las mismas preocupaciones, ella tiene un hijo muy caradura, el mío es drogadicto y bueno, compartíamos angustias.

- Ya...Entiendo. Y durante ese tiempo ¿Observó usted alguna reacción extraña en Wendy?

- ¿Extraña? Hombre…Extraña, lo que se dice extraña…Pues no. Lo que sí he notado es que últimamente cuando hablaba tenía la cabeza como en otro lado, ya sabes… Parecía que algo le preocupaba y la verdad, no lo entiendo, tenía dinero, salud, no se le había muerto nadie…

- ¿Tenía mucho dinero?

- Hombre, se puede decir que no vivía con problemas para llegar a fin de mes. Sí.

- ¿Alguna vez han sufrido robos en esta zona?

- No que yo recuerde. Una vez intentaron asaltar la casa de los Wentbouhgt, pero no lo consiguieron, siempre hay algún agente cuidando el barrio.

- Bien, bien…¿Y recuerda usted si el mismo día de la muerte salió o entró alguien de la casa a parte de los que alquilan las habitaciones?

- Mmmm…Déjeme pensar….Creo recordar que no. La coreana llega tarde por la noche, pero ya se sabe, toda esta gente es muy silenciosa, introvertida, no creo yo que ella…Ya sabe…No creo que tuviera que ver nada con la muerte. Y bueno, el matrimonio, son gente agradable, creo que son de California, no he hablado mucho con ellos la verdad.

- Bien, pues muchas gracias Señora…

- Señora Ophe.

- Muchas gracias, Señora Ophe.

Se cierra la puerta. El inspector Jonson llama a su jefe para resumirle la conversación y contarle, un día más tarde, que no hay datos nuevos. Va a ser un caso difícil, piensa mientras camina lentamente y se abrocha la gabardina. Va a ser un caso difícil…

lunes, septiembre 24, 2007

Chelsea Road (I)

- ¿Hora de la muerte?
- 2:55 A.M
- ¿Ubicación?
- Chelsea Road, nº23. Londres. Barrio de clase media alta aunque la casa se encuentra un poco deteriorada. Cuando hemos llegado el cuerpo yacía en las escaleras de la entrada, al parecer ha caído desde la ventana situada en el segundo piso.
- ¿Primeras hipótesis?
- Se desconoce el móvil del crimen. La víctima, Wendy Macdoughan, era una mujer de 70 años con dos hijos. En su casa, actualmente, viven con una coreana y un matrimonio australiano, todos ellos alquilan habitación. El matrimonio dormía en el cuarto de al lado de la víctima. La coreana en una habitación en el sótano.
- ¿Algún otro dato adicional?
- Se sabe que el mismo día de la muerte, una conocida de la familia tenía que ir a cuidar de ella y por causas que todavía no hemos podido averiguar, nunca llegó a la casa. Estamos intentado dar con su paredero, un teléfono de contacto, alguien que nos amplíe al información...Es complicado, la noticia es muy reciente y la gente no quiere hablar. La vecina que ha encontrado el cadáver está muy afectada.
- ¿Sabéis si consumía fármacos o era una mujer inestable?
- No hemos encontrado ningún medicamento antidepresivo, solo aspirinas y antibióticos, nada anormal.
- ¿Os habéis puesto en contacto con los hijos?
- Sí, uno de ellos, el más joven, está en Vietnam de camino a Londres. El otro, más mayor, reside en la ciudad, pero todavía no hemos podido localizarlo.
- Bien bien...Habrá que hacer un sondeo por el barrio, conocer los últimos días de...De...¿Me has dicho que se llamaba Wendy?
- Sí, Wendy Macdoughan.
- Pues eso, habrá que intentar saber si tenía problemas con alguna persona, enemigos, si había ladrones por la zona... En fin, ya sabes, lo de siempre.
- Entendido. Ah, se me olvidaba, tenía una segunda casa en Francia, viajaba muy amenudo, por lo que he podido averiguar era una mujer muy vital y con muchos proyectos.
- Y...No me digas que era rica.
- No, tenía algunas pertenencias, pero la casa, como ya te he comentado, no era precisamente lujosa.
- Vale, vale, ya está bien por hoy, mañana más. De camino a comisaría tráeme un capuccino con doble de nata, por favor.
- Vale, llegaré en 20 minutos. Adiós.
- Adiós.

martes, septiembre 18, 2007

Cuestión de sexos

Hoy mi profesor de inglés me ha dicho:

- Los hombres tenemos tres minutos para conquistar a una mujer. Bueno, quizás George Clooney tenga cuatro o cinco, o una hora...O un año, pero vamos, el resto de los mortales tres, entonces ¿Qué coño le puedes decir a una mujer en tres minutos para que te diferencie del resto y además captes su atención?

En este punto de la clase, después de un extenso debate sobre las diferentes peculiaridades de los sexos, me he imaginado a un tio, medio disfrazado, haciendo aspavientos para llamar la atención (utilícense las tácticas del béisbol) y diciendo algo así como:

- Sé que sólo tengo tres minutos para conquistarte y no tengo ni puta idea de cómo hacerlo ¿me ayudas?

miércoles, septiembre 12, 2007

Sevilla

Hubo un tiempo en el que la sombra, apaciguada en cualquier esquina, pedía a gritos el silencio de las paredes. La respuesta se escondió entre las calles de la judería, donde los turistas, agitando fuertemente los abanicos, escondían sus ojos del sol.

martes, septiembre 11, 2007

Ventanas para María














Si no queda satisfecho no le devolvemos su paciencia.Gracias