viernes, noviembre 24, 2006

Los ladrones




No acabó bien la peripecia...Entrar, robar, cargarse a la vieja mientras leía a algún autor infumable del XIX y salir pitando. Todo milimétricamente calculado. Los pasos, las señales para abrir la cerradura en el momento preciso, el líquido para dormir a la víctima...TODO.
- ¿Pero qué coño haces con tacones? -Pregunta Haskin mientras se pone el pasamontañas y se rasca el ojo derecho.
- ¿Qué pasa? Me los compré ayer...Tengo que darlos de sí que si no me hacen unas rozaduras...- Dice Mariel subiéndose las medias y ajustándose la falda.
- Mariel, que vamos a robar a una vieja, que la vamos a dormir y a matar si es necesario. Y tu con unos jodidos tacones de diez centímetros.
- Bueno mira, yo vengo como me da la gana,que para eso se me ocurrió a mí el entuerto.
- Como quieras. Coge la pistola, guárdatela...No sé...Engánchatela en la falda.
- Pero...Si es de raso...Como...
- Mira haz lo que te de la gana pero como no cojas la puta pistola...
- Bueno, bueno...
- Venga. Vamos dentro.
- Has, Has…
- ¡Qué coño quieres!
- Hay alguien ahí.
- Ahí donde.
- Pues ahí… Has…Tengo miedo…
- No seas cobarde.
- Has se acaban de cargar a alguien ahí dentro. ¡¡Vámonos de aquí…Vámonos!!
- Ostias…¡Corre, corre!
- ¡¡Los zapatos, los zapatos…No puedo ir más rápido!!
- ¿¿Quién anda ahí?? ¡¡Eh vosotros, donde coño vais!! ¡¡Como no dejéis de correr disparo!!
¡PUM! ¡PUM! Has pudo doblar la esquina…Se tropezó con una vieja y con un coche. El mustang le arrolló sin piedad. A Mariel le alcanzó una bala en el costado derecho. No le dio tiempo a sacar la pistola, la falda le apretaba demasiado…

viernes, noviembre 17, 2006

En ese momento

Irreverente maldita calma.
Se estrellan entre mis oídos con notas de agria tristeza
las lágrimas de tu cuerpo vacío.
Espero la batalla de las palabras cada día.
Del momento del adiós eterno.
Del silencio.
Del silencio que acompaña a una música grosera.
De lo que nunca diríamos.
De un "te follaría".
De...
A cambio, solo miradas.

jueves, noviembre 09, 2006

"El hombre ajo"

"El hombre ajo" se movía con esmero. Nadie le dijo nunca que su aliento olía de manera horripilante, ni tampoco hubo quejas cuando a Evaristo, como realmente se llamaba, le daba por contar chistes abriendo ampliamente la boca. Cada mañana, a las siete en punto, desfilaba por las escaleras de metal blanquecinas mientras canturreaba alguna sardana insoportable, que solo él hacia cómica. Un día, un desconocido entre los que de sobra sabíamos el pequeño defecto de Evaristo, se apresuró a hacer referencia entre risas a la pestilencia que se esfumaba entre los labios de "El hombre ajo". Evaristo, hombre cauto como no los ha habido en mucho tiempo, quedó en silencio mientras el resto, bajábamos las miradas al suelo. Desde entonces, no sabemos cómo le huele el aliento ni tampoco si cuenta chistes, ahora solo conocemos que los nuevos que han llegado le llaman "El hombre Mudo".

lunes, noviembre 06, 2006

Elvis

- ¿Te acuerdas de la contraseña?
- Sí. "Elvis Presley está en el edificio".
- Deberás decirlo cuando llames a la puerta. Aparecerá entonces una mujer de cabellos oscuros, con grandes tetas y un enorme escote. Ella es Elvis.
- ¿Ella?
- Sí. La Dama.
- Ah...La Dama.
- No podrás mirarle el pecho, se ofende.
- Entonces ¿Para que lleva escote?
- Para comprobar tu fragilidad.
- Ya.
- ¿Lo tienes todo apuntado?
- Sí. Digo una vez la contraseña, luego tres toques con el codo izquierdo, dos puntapiés y un repiqueteo de castañuelas.
- Perfecto. Todos confiamos en tí.
- Yo no confiaría tanto...
- Acuérdate que no deberás mirarle las tetas...

Antoine se marchó. Hizó el paripé en la puerta de hierro de la calle Sant Denis, nº 34. Elvis le abrió, llevaba un traje carmesí con plumas de pavo real, intentó no mirarle el escoté....Lo intentó de veras... Pero de soslayo fueron perfilando sus ojos aquellos pechos redondos que cabían tan perfectamente en la palma de su mano. Tentado por el diablo o vete tu a saber por qué fuerza demoníaca se lanzó a palparle la teta izquierda. Elvis se ruborizó, él intentó excusarse pero era demasiado tarde...

- Lo...Lo...Siento...
- Calla imbécil. Llevo tanto tiempo esperando este momento....
- Pero los demás dijeron que...
- Los demás no tienen ni idea de qué queremos las mujeres.
Si no queda satisfecho no le devolvemos su paciencia.Gracias