miércoles, febrero 22, 2006


Querría que me abrazaras así siempre como cuando el infinito se encoje y solo eres capaz de susurrarme que nunca volveremos a casa.

lunes, febrero 20, 2006

Tic-tac

La relatividad del tiempo me pesa tanto que hoy he lanzado por el balcón a mis horas sin poder mirarles a la cara.

viernes, febrero 17, 2006

Conversación

Colgar el teléfono. Volver a llamar. Mirar la pantalla. Si, eres tú. Colgar antes de escucharte. De nuevo. Temblar con suavidad. Rozar las teclas. Saber tu número de memoria. Colgar. Volver a cogerlo. No estar segura. Ahora si. Marcar. Esperar. No contestas. Ahogarme. ¿Hola?. Hola. Te esperaba. Yo a tí también.

miércoles, febrero 15, 2006

Regalos

Y ahora, jarabe de pétalos de rosa para las niñas con heridas en las rodillas y diademas para las princesas que aguardan a las almas cubiertas de hierro. Y para tí que lloras, todo el tiempo del mundo cubierto de infinidades con olores a espaldas y cuellos y nalgas inocentes.

lunes, febrero 13, 2006

Radiografía


Soy como esta niña, balanceo tus sueños esperando que ninguno caiga al vacío pero...Es complicado sostener el mundo en tan solo dos manos.

sábado, febrero 11, 2006

Esto es publicidad

Está claro, ahora me doy cuenta de que lo mío no era el periodismo...Mon dieu! ¿Pero qué he hecho durante todo este tiempo? Esperar a darme cuenta...Supongo.

He aquí una obra de arte:

http://www.anuncios.com/videos/2006/58640-58641.wmv

viernes, febrero 10, 2006

¿Por qué no?

Juguemos a juntar nuestros tiempo. A colgarnos de la esperanza prematura. A recorrernos la oscuridad de nuestras paredes y encontrarnos otra vez, sentados frente al sueño de ser desconocidos. Y entonces observar que todo se parece a la vida que pintamos sería casi perfecta, donde las tardes no acaban y siempre vuelve a ser primavera.

lunes, febrero 06, 2006

¿Y ahora?

He averiguado que hay un agujero en mi bolso. No encontraba las llaves de casa y tanteando observé que se habían escapado sin avisar hasta el fondo. Y ahora me encuentro con que todo lo que introduzco se pierde y claro, cuando te dije que metieras la mano para buscar la cartera no caí en que te perdería en parte.

sábado, febrero 04, 2006

Cuento

Te contaré un cuento. Hoy sí.

Cierra los ojos. Imagínate un camino estrecho lleno de violetas. ¿Te acuerdas cuando te colgabas del pelo aquellas flores tan bonitas? Siempre sonreías...Era lindo olerte el pelo lleno de colores...Estás sentada en medio de ese camino estrecho, manchándote el vestido blanco que te han regalado y que hasta ahora guardabas en el armario mientras lo vestían las perchas. No te importa, solo te dedicas a coger la tierra del suelo con las piedras que te arañan tímidamente la palma de la mano.
Estás pensando. Con los ojos cerrados tarareas una y otra vez un estribillo que apenas se escucha y notas como las sombras pintan de oscuro tus pies descalzos.
Entonces te levantas, decides caminar despacio por el estrecho sendero sin notar cómo tus pies se quejan por estar desnudos...Te desabrochas el vestido y dejándolo caer alrededor de tus piernas huyes de él mientras continúas tarareando el único estribillo que conoces.
Llegas al final del camino y te encuentras con un espejo con un marco repleto de estrellas. Las rozas pero se apagan nada más tocarlas con tus dedos. Te cabreas, les sacas la lengua y sigues mirándote en el enorme espejo que tienes delante. Observas que estás cansada, más delgada que hace un tiempo y que el frío te ha pintado de morado los labios. No te importa.
Le preguntas al espejo: ¿Y ahora qué? No te responde. ¿Qué debo hacer ahora?¿Volver a por el vestido o seguir sin él? Te sientas en el camino mientras piensas qué es lo correcto. Al tiempo las sombras se han apoderado de tu cuerpo entero y notas que las lágrimas se te escapan sin sentido. Vuelves a levantarte, coges una piedra y la lanzas contra el espejo que burlándose de tí desaparece.
Miras a tus espaldas y a lo lejos observas que el vestido sigue tirado en el camino en forma de círculo. No te importa. Continúas tu camino, tarareando la canción de la que solo te sabes un estribillo mientras piensas que ya sabías el camino por el que finalmente optarías. Solo te hacía falta romper el miedo que acompañaba a tu sombra.
Si no queda satisfecho no le devolvemos su paciencia.Gracias