Los olvidos pasajeros

Hoy he soñado contigo. Estábamos en cualquier parte del mundo. Lo pasábamos bien. Cada uno mirando a un lugar distinto. Tu leyendo y yo intentando comprender las ondas que se marcaban en el mar. Te diste la vuelta y me miraste. Te sonreí. Lo pasábamos bien, acuérdate. Tu pies rozaron mis piernas. Me acordé de nosotros y olvidé las ondas del mar. Cada uno miraba para un sitio diferente. Tu continuabas con tu libro. Yo, pensando. Pero, acuérdate, todos los caminos...Llevan a Roma.

De cinco en cinco

sabor: el del chocolate negro.
color: el del sol en tu cara.
olor: el del café.
tacto: el de tu mejilla.
oído: "quién coño me ha robado el mes de abril".

¿El tuyo?

Todo se vuelve loco

Si te he visto no me acuerdo. Ahora te pintas los ojos con las sombras de tu mano mientras te miras y te remiras, que de tanto mirarte bostezas, sin darte cuenta de que ya me fui corriendo. Y luego te das la vuelta y descubres que olvidé enseñarte cómo era todo antes de que te disfrazaras de sirena cantora, de las que engatusan. Pero los barcos también abandonaron la intemperie del mar enloquecido y regresaron bajo las sábanas con olor a pez dulce y amaron los sueños de sus mujeres, que también se pintaban para que yo, les enseñara el camino de regreso.

Qué te cuento, qué te cuento...

Fíjate- le dijo mientras se ponía unas bragas limpias- siempre pensé que el mundo era para malabaristas. Luego, cambié de idea y me di cuenta de que todos, en algún momento, nos convertimos en malabaristas y estamos paseándonos por la cuerda floja.
- Sí.
- Y en el momento en el que tenemos que caernos, ya sabes que siempre llega ese momento, decidimos aguantar por si por arte de magia, alguien nos revela cuál es el secreto de la vida.
- Ya.
- Pero la vida no tiene secretos, más allá, claro está, de los que nosotros queremos que tenga. Y lo más lógico entonces, después de saber que el mundo se repite constantemente y que vivimos lo mismo pero disfrazados de ilusión, es desvestirse. Quedarse en pelotas frente a todo y darnos cuenta de que en al final, la risa es el mejor remedio para caer sin romperse.

Sin más ni más

Me despierto con el pensamiento desnudo
y te escribo las letras del universo en la palma de la mano.
Siempre fuiste aquella niña que bailaba con los guiños de las estrellas.
Que enredaba mi vida sin saberlo y sin querer coserme del todo.
Siempre con la misma melodía aburrida contoneándote.
Y yo embelesado te miro el culo mientras te marchas.
Sin decir palabra. Como siempre.

Como la vida misma

Fue la primera mañana que se levantó sin aquel dolor de pecho que no hacía más que sacarle las lágrimas. Se miró al espejo. Siguió con sus dedos las líneas de las ojeras. Cogió su última fotografía y la lanzó por la ventana. Ahora, era parte del viento.

Cosas raras

- Te regalo una flor.
- ¿De dónde la has sacado?
- De tu espalda.
- ¿Me crecen flores en la espalda?
- Sí.
- Eso es que estoy mudando de piel.

Todo o nada

Todo o nada se asemeja al sin fin de los sueños. A los vasos de cristal manchados de carmín. A las patadas contra la pared de la angustia. Todo o nada es lo que te doy cuando me callo y te miro. Cuando respiro el olor del café. Cuando intento dibujar sobre el mantel el mundo. Mi mundo. Todo o nada te lo doy como regalo. No quiero nada a cambio. Todo o nada para siempre. Para que la nada nunca se convierta en todo. Ni al revés.

Medio bruja

Se quedó ciega de un ojo. Andaba por la vida con un parche pegado y abriendo tremendamente el otro que le quedaba sano. Le gustaba hacer el amor con tacones de aguja como si fueran un elemento adherido a su cuerpo. Los huevo fritos no eran su pasión pero si los comía siempre se dejaba la clara. Ah! se llamaba Maruchela, por su abuela. Si la ves algún día, invítala a tomar un café con leche, me han dicho que le encanta. Y nunca le preguntes qué le pasó en el ojo...Cuenta la leyenda que lo conserva pero se lo tapa porque con él veía la maldad de las personas y eso no le permitía conocer a nadie.