miércoles, marzo 30, 2005

He visto a la barrendera recoger los sueños que se te cayeron ayer al suelo. Los ha barrido con cariño para no dañarlos o desgastarlos demasiado y poder utilizarlos cuando nadie la viera.
Me he acercado con sigilo y le he confesado que tu ya no estabas interesada en ellos, así que podía regalarlos al viento. Me ha mirado con incredulidad, se ha sonreído y con tono cojoso me ha dicho:

- Pero bonita, los sueños son el alma del infierno, tu no sabes lo alto que se cotizan.

lunes, marzo 28, 2005



¿Y si las paredes se derrumbasen y lo que hubiera detrás entrase para quemar mi alma? Quizás debería abrir la puerta y no esperar a que llames.

viernes, marzo 25, 2005

Vivo atrapada entre madreselva espesa, cargada de llanto y canciones de viola desafinada. Me mantengo a la espera de tus ojos llorosos, de los míos y de los que aún desconozco pero veré llorar los sueños que acaban naufragando en el río.
Y sigo quieta sin decidir, sin querer pensar en el próximo baile agarrado bajo la farola de tu ventana oscura.
Por miedo no me muevo, por miedo paralizo mis dulces piernas esqueléticas ausentes en el suelo más movedizo y resquebrajado. Por miedo te retiro la mirada que siempre sostuve en el aire fresco de nuestros besos fugaces. Por miedo... Sigo soñando e intentando volar sin conseguirlo o consiguiéndolo a medias, como se siente la parte izquierda de un cuerpo cojo por el malestar del alma.
Y no te persigo porque no quiero pensar en trazar un camino escondido entre la nada. Me cuesta sostenerte sobre mis párpados, pero quizás la vida sea un sostener constante de aquello que nos importa. No lo sé. Hoy no estoy segura de nada.

miércoles, marzo 23, 2005

Me siento azul. Como el mar. Espero que alguna barca de madera vieja me surque el cuerpo y me recorra cada acantilado vacío. Sangro lágrimas saladas que se escurren por las rendijas de mis olas.
Me enfurezco y rompo a llorar espuma blanca que alimenta tus ansias de marinero despistado a la deriva. Y me escondo cada amanecer para volver a verte desnuda, en las rocas, mientras cantas esa canción que acuna a mi oídos y los sume en un letargo infinito.

lunes, marzo 21, 2005



Por fin mi sentimiento azul tuvo color de verdad.

domingo, marzo 20, 2005

Se quitó la camisa de cuadros grises claros y azules que tantas veces había lavado mi abuela. Esa que hace tiempo debería haber servido de trapo de cocina pero que él se empeñaba en que vistiera su flácida piel.
Ella sostenía una taza de té en la mano derecha, a la altura de su boca y con la izquierda el pequeño plato para evitar que cualquier despistada gota se suicidara. Le miraba con cara incrédula, mientras con lentitud observaba las arrugas y sequedades de un cuerpo anciano.
Entonces él le pidió que ella se quitara su camisa de seda violeta.
Ella dejó entrever sus dientes postizos blanquecinos.
Posó el plato en la mesa pequeña de cristal, luego la taza y comenzó a deslizar su mano y a dejar libres los botones, uno a uno. Abandonó la prenda en el posabrazos del sillón. Se quitó el sostén, enseñando unos pechos lánguidos que quedaban a la altura de sus últimas costillas.
Volvió a coger el plato con la mano izquierda y la taza con la derecha y continuó dando pequeños sorbos al líquido verdoso.
El le sonrió, se acercó a ella despacio, sus huesos aullaban desesperados... cuando pudo extender totalmente el brazo, le palpó el pezón izquierdo.

martes, marzo 15, 2005

Hoy te he regalado una flor. La he pintado en tu almohada mientras dormías y soñabas que ojalá alguien te regalase un aroma robado del campo. Tenía el color de tus ojos y de tu piel bronceada por los rayos que se cuelan por la persiana. Olía a tu cuerpo, a tu sudor, a tus gemidos con los ojos cerrados. Hemos hecho el amor encima de ella y al terminar, estábamos rodeados de mariposas.

sábado, marzo 12, 2005

Hoy me he comido tus palabras, las he enredado con mi lengua mientras te besaba. Mientras la deslizaba desde la punta de tu músculo húmedo hasta el frenillo, rozando levemente tus pequeños dientes, dejando que tu lengua se amoldase a la mía despacio, con suavidad. Me he comido tus muletillas, las que usas cuando te quedas en blanco, he saboreado tus preguntas retóricas mientras te mordía el labio superior, mientras lo dejabas relajado para dejarme que yo hiciera con él lo que quisiera.
Notaba cómo se deslizaban por mi laringe y llegaban a mi estómago tus frases lapidarias, tus faltas de ortografía y al tiempo que absorvía tu saliva podía sentir cómo se aceleraba el ritmo de tus besos, quizás temerosa de perder todo tu vocabulario. Y te estremeciste, empezaste a pasar tu lengua por la parte exterior de mi labio inferior humedieciéndolo, marcando la misma línea que marcaba el perfilador de labios para introducirte de nuevo en mi boca, al tiempo que las puntas de ambas lenguas se rozaron de nuevo y jugaron sin querer terminar en ningún momento...Fuiste recuperando lo que te había robado, cada sílaba, cada sonido que acompaña a las letras, desesperada por olvidar lo ocurrido y no poder explicar ni escribir sobre ello.

viernes, marzo 11, 2005

No escuchaba lo que me decía, no me interesaba en absoluto. Veía que ella notaba mi indiferencia pero realmente me dio igual, hoy me apetecía hacer teatro. Comencé a interpretar el papel de una mujer desquiciada con la vida, desesperada, irascible, insoportable, una mezcla entre Almodovar y Woody Allen.
Empecé a golpear la cucharilla contra la taza, a menear el pie izquierdo desesperadamente para que sintiera el ruido del tacón contra la barra inferior de la banqueta donde estaba sentada.
Ella miraba los bordes de mi cara que poco a poco se tensaron, mi labio inferior que se movía hacia dentro y hacia fuera en un ritmo contínuo, quizás el mismo que llevaba mi pie y mis dedos chascándose, como si estuvieran participando en una orquesta sinfónica.
Se cabreó, se volvió loca, neurótica con tanto ruido inoportuno y creado a la fuerza, me mandó a la mierda, soltó un billete de diez euros en la mesa, se bajó de manera estrepitosa de la banqueta y se marchó.
Este truco improvisado para poder describir al siguiente personaje de mi novela me fascinó, realmente me divertí viéndola estar fuera de sí, superada por una situación patética... Por lo que se me ha ocurrido que, como se me da bien lo de vestirme con otras pieles , la próxima vez me disfrazaré de Marilyn Monroe, con faldas y a lo loco.

jueves, marzo 10, 2005

Tenía un hilo al final de su jersey. Uno de esos hilos que por más que quieras no puedes remediar la tentación de cogerlo y tirar suavemente de él.
Era de color verde. Y su textura me llamaba tanto la atención que decidí cogerlo. Tiré disimuladamente para que ella no se enterara.
Estoy seguro de que sabía que yo tenía prendido su jersey de mi dedo y que le excitaba esa sensación de pertenencia a otro cuerpo ajeno.
Tiré, tiré, tiré... Y ella se movía, contoneando las caderas, bailando con un ambiente cargado de espesura y de olor rancio.
Y fui descubriendo su piel blanca, sus pelos erizados por el contacto con el frío mañanero, sus pechos pequeños, sus pezones rosados...
Cuando terminé por deshacer la prenda entera fue cuando se volvió para mirarme; hasta entonces únicamente había sido producto de su imaginación.

lunes, marzo 07, 2005

Ahora soy yo la que me tengo que amoldar al tiempo. A este tiempo espeso, que arrastra sus nalgas por una acera repleta de tiempos que se balancean suavemente.
Y no me conformo y grito y me desespero porque quiero ser la que lo moldee, la que lo mime y acurruque y enseñe que cada momento tiene su hora exacta, aunque no lo hayamos premeditado con aterioridad.
Sé que será complicado, pero también estoy segura de que se acabará por acostumbrar a mis manías.

sábado, marzo 05, 2005

Mientras hacía cola para esperar que me entregaran un trozo de silencio, me choqué contra tus ojos. Aguanté la respiración, conté hasta tres, relajé mis músculos y comencé a cantar aquella canción que resumía todo lo que fuimos, todo el tiempo empañado de notas que recorrían fugaces por ese pentagrama ya borroso de tantas lágrimas que chupaban su tinta.
Hoy me tocaba soplar el viento de un saxo empañado de polvo, era su cumpleaños y se lo debía. Fuiste al único al que concedí mis miedos, espero que sepas guardarlos en secreto.
Hasta siempre.

miércoles, marzo 02, 2005

Punto muerto. Primera. Segunda. Frena. Punto muerto. Primera. Punto muerto. Primera. Segunda. Tercera. Cuarta. Recta. Reduce. Tercera. Curva a la derecha. Segunda. Demasiado cerrada. Tercera. Reduce. Segunda. Primera. Punto muerto. Marcha atrás. Frena. Claxon. Choque. Punto muerto. Primera. Frena....

No hay manera, por más que lo intento, sigo atrapada en tu corazón.

martes, marzo 01, 2005

En las grandes ciudades te das cuenta de que te haces viejo, cuando alguien amablemente te cede su asiento en el transporte público.
Si no queda satisfecho no le devolvemos su paciencia.Gracias