lunes, noviembre 29, 2004

He llegado a un punto en el que de tanto almacenar secretos ajenos, no me queda espacio para los propios. Por eso, creo que voy a tener que comenzar a compartir con las personas todo aquello que guardo dentro de mí para así poder saciar mi necesidad de tener un espacio íntimo.

lunes, noviembre 22, 2004

Nómada y Anaïs
Al menos por un instante fuimos libres tú y yo
Al borde del abismo en el que somos y no somos a la vez.
Al menos por un instante pude ver una sombra rozando tu cara,
Una sombra que lloraba tristeza.
Al menos por un instante quise que supieras que te quería, que te amaba.
Al menos por un instante desapareció de manera repentina
esa sensación que invadía mi cuerpo.
Ese peso, esa losa, esa imprudencia…
Al menos por un instante tuvieron igual valor nuestros ojos
Y nuestros sueños infundados,
Y nuestras añoranzas desconocidas de todos los años que todavía no habíamos vivido.
Déjame revivir ese instante
Saborear ese instante
Vomitar ese instante
Petrificarlo
Poseerlo
Acabarlo
INSTANTE.
Instante inocuo, pequeño, marchito entre tus manos y las mías.
Instante realizado con papel en forma de pajarita.
Instante que arde de pensamiento, vestido de placer soñado.
Instante que acaba en esta hoja llena de letras con o sin sentido,
Pero letras grabadas con tu nombre y el mío.
Cuando el arte se junta, parece tener algún tipo de efecto
Pensamientos fugaces

Ando cien pies descalza por un hilo blanco que cuelga de mi jersey transparente.
Alzo las manos rozando el aire contaminado de tu vaho de invierno que procede de una nieve pasajera derretida con el frío.
Siento tu espalda pegada a la mía, haciendo equilibrios por mantenerse unida a una columna con huesos de plastilina.
Corto el hilo para dejarte caer en las profundidades de una habitación sin espacios vacíos y para que tu cuerpo, únicamente pueda quedar suspendido en los brazos del eco.
Te digo adiós desde las alturas entre moribundos pensamientos y pupilas despejadas.
Oigo caer tus lágrimas en el suelo sin forma mientras tu cuerpo descompuesto, desaparece entre mis respiraciones ahogadas y mis llantos apagados por una risa frenética.
Caigo yo también contigo. Los ojos cerrados. Los brazos extendidos. Creyendo que aún puedo volar.

viernes, noviembre 19, 2004

Julianne tenía un lunar al acabar la hilera de pestañas superiores de su ojo derecho. Un lunar que hacía que cada mañana se detuviera a mirarlo y a observarlo como si toda ella fuera esa mancha marrón oscura de dos milímetros de diámetro.
Javier se dio cuenta de que Julianne tenía un lunar un día de lluvia mientras los dos esperaban a diferentes personas, resguardados en un portal de la calle Gran vía de Madrid.
A él le encantó que ella tuviera ese dibujo sombreado en el ojo derecho y a ella le gustó aún más que él se fijara en la parte más erótica de su cuerpo.
Un martes, por casualidad, se volvieron a ver. Javier se puso nervioso, había soñado con Julianne y su ojo derecho noche sí noche también, y no deseaba más que detenerse a inspeccionarlo de forma exhaustiva mientras lo rozaba con el dedo índice.
A ella se le aceleró el corazón a marchas forzadas como si siguiera el ritmo de una música africana compuesta de tambores.
Cada uno se acercó un paso.
Luego dos.
La distancia cada vez más pequeña y grande al mismo tiempo. Sólo faltaban escasos metros y los nervios recorrían el cuerpo de Javier. A Julianne le comenzó a entrar el tic de morderse el labio inferior.
Ya casi se palpaban, notaban amabas respiraciones. Javier dio el último paso, apoyó las manos en los brazos de Julianne y le dio un tierno beso en el lunar.
Ella cerró los ojos.
Era la primera vez que exhibía la zona más íntima de su cuerpo.

miércoles, noviembre 17, 2004

En ocasiones me veo obligada a escribir como si esto fuera una especie de presión interna, que al violarla me rechazara por periodos interminables. Por ello, aunque en ocasiones no quiera hacer frente a un enorme teclado de carácteres sin sentido que, solo uniéndolos, componen algún tipo lógica, me predispongo a deslizar mis finos dedos por ellos y observo, entre perpleja y aturdida, lo que es capaz de hacer mi mente yendo por su cuenta.

sábado, noviembre 13, 2004

Hoy lloro lágrimas de plomo,
lágrimas grises que agujerean el suelo,
círculos por donde miro y me pierdo.
Acerco mi pequeño ojo e intentando dejar de pestañear de manera incesante para ver lo que hay dentro, introduzco mi brazo derecho primero, luego el izquiero, para terminar con todo el cuerpo dentro.
Una vez abajo miro a lo alto y observo una pequeña luz y a mi cuerpo doble, casi tranparente clavando sus ojos en los míos.
Me saludo pero no recibo respuesta.
Agito la mano sin descanso, pero nada.
Me quedo en silencio y me acurruco en la noche prematura,
dejando que los párpados se resbalen lentamente,
Acunando mis pensamientos en dulces nanas que tarareo en mi cabeza
Sintiendo como mi cuerpo se aleja de mi lado, sin perdir permiso
Sin tan siquiera dar un beso de buenas noches.

jueves, noviembre 11, 2004

En ocasiones me cruzo con gente en la calle a la que creo reconocer y no sé con exactitud si son aquellas personas que realmente conozco u otras que se parecen a estas primeras, por lo que intento localizar algún elemento que les haga diferentes y que, por ello, se pueda adivinar que son ellos. En otras ocasiones me planteo, directamente, que son dobles de las personas con las que me relaciono y entonces me pregunto ¿por qué yo nunca me cruzo con esa que tanto se parece a mí?

martes, noviembre 09, 2004

U2 ONE
Is it getting betterOr do you feel the same?
Will it make it easier on you now
You got someone to blame?
You say One love, one life
When it's one need in the night one love
We get to share it
It leaves you, baby
If you don't care for it
Did I disappoint you or leave a bad taste in your mouth?
You act like you never had love
And you want me to go without
Well, it's too latetonight to drag your past out into the light
We're one
But we're not the same
We get to carry each other
Carry each other
OneHave you come here for forgiveness?
Have you come to raise the day?
Have you come to play Jesus to the lepers in your head?
Did I ask too muchMore than a lot?
You gave me nothing nowIt's all I got
We're oneBut we're not the same we will
We hurt each other
Then we do it again
You sayLove is a temple love, the higher law
Love is a temple love, the higher law
You ask me to enter and then you make me crawl
And I can't be holding on to what you got
When all you got is hurt
One love
One blood
One life you got to do what you should
One life with each otherSisters, brothers
One life but we're not the same
We get to carry each other carry each other
One ... one
Hoy María ha soñado que, bajo la lluvia, ha dejado sobre la mano extendida de su compañero, sus ojos negros.
Él, con cara de incredulidad y enarcando la ceja derecha le ha preguntado ¿Por qué me das tus ojos?
Ella, triste e intentado disimular el inmeso dolor que llevaba guardando bajo llave durante mucho tiempo le ha contestado: Para que veas, con mis ojos, todo el daño que me estás haciendo.

domingo, noviembre 07, 2004

Hoy te he enviado un secreto con la mirada pensando que adivinarías mi pensamiento... pero tú no estabas observándome a mí sino al cielo.
Hoy cuando dejaste de tocar las nubes con la pupila de tus ojos y me miraste para enviarme uno de tus secretos... yo no observaba las lágrimas azules que corrían por tus mejillas... hoy yo... miraba al suelo.

jueves, noviembre 04, 2004

Dejo esta página en blanco para que pongáis las quejas que tenéis acerca de todo en general y de nada en particular

miércoles, noviembre 03, 2004

Podría soltar hoy una retaíla de palabras cargadas de injusticia pero creo que todo está ya demasiado dicho; en estos momentos solo me queda quedarme callada e intentar dejar la mente en blanco, si eso es dejar la mente en algún tipo de estado de reposo y paz aparcando a un lado toda la rabia acumulada.
Lloro por los americanos y solo me queda decir... ¡Qué Dios nos pille confesados!

martes, noviembre 02, 2004

Llego a casa agotada, sin fuerzas, con unas ojeras que poco a poco las voy pisando con la suela negra de bolas de mis zapatos rojos, con la espalda hecha polvo porque necesito que me saquen las mentiras, refunfuñando porque me tengo que quitar el abrigo a causa del repentino calor que azota sin piedad en medio del otoño (inexplicable), con el pelo medio alborotado y unos rizos un tanto rebeldes, peleándome porque no encuentro las llaves en un pozo sin fondo y lleno de cosas sin ningún interés... Cuando se abre la enorme y pesada puerta de madera de mi edificio. Una señora mayor a la que llamaremos Rogelia (me produce una inevitable sonrisa ese nombre y más el pueblo del que prodece la dichosa marioneta: Orejilla del Sordete) aparece, con su bastón, su pelo grisáceo y su dentadura postiza y me da los buenos medios días, a los que yo respondo con cordialidad para, posteriormente, detenerme en un monólogo de poca duración que Rogelia quiere contar a alguien que de repente se ha topado en su camino.

- ¿Qué tal bonita?
- Bien, ¿Y usted?
- Tirando. Ahora voy a dar un paseo y voy a recoger a una mujer que está en el hogar de los jubilados para ver si quiere que le de un poco el aire.
- Ah, ¡qué bien!, la verdad es que hace un buen día (la mochila cada vez me pesa más; me froto los ojos para intentar mantenerlos abiertos mientras Rogelia me sigue hablando)
- Es que ¿sabes?, la mujer es ciega.
- Ah, ¡qué pobre! (tono melancólico)
- Bueno, sí, aunque hay males mayores ¿no?.
- Bueno, los habrá.
- Si que los hay hija, lo que pasa es que tú de esto no entiendes.

Me quedo turbada y no hago más que esbozar una leve sonrisa que enseña mis dientes separados; la mujer se ha dado cuenta y me ha mirado de refilón pero no ha dicho nada, quizás no sabía o no tenía nada que decir. He comenzado a pensar si realmente era necesario o no, saber de eso, cuando realmente es jodido de cojones quedarte ciego de uno o dos ojos, a lo que se le suma que eres mayor, medio artrítico y un poco cabezón a veces y que para colmo te tiene que pasear otra mujer mayor, igual o más artrítica que tú, además de cabezona, aburrida en algunas ocasiones y divertida (dejémoslo en natural) también a veces; así que he subido corriendo las escaleras de madera, he llegado a casa y se lo he contado a mi tía entre risas, cansancio y voz medio apagada. A mi tía no le ha hecho ninguna gracia por lo que he deducido que obviamente no tenemos el mismo sentido del humor.
Si no queda satisfecho no le devolvemos su paciencia.Gracias