miércoles, junio 30, 2004



Desde Londres os recordaré con nostalgia y con ilusión por volver a ver vuestros rostros un día más. Prometo escribir (lo digo mientras cruzo los dedos...es broma), espero que el tiempo se quede corto, eso quiere decir que no tenéis ninguna gana de volver y para volver siempre hay tiempo.


Mientras tanto... aquí os dejo con un cuadro que embarga al primer vistazo. Un beso y no os olvidéis de reír.

domingo, junio 27, 2004

Para tí mi ojo derecho, para que veas como nadie antes lo ha hecho, con descaro y sin miedo al que dirán.
Para tí mi brazo izquierdo, el que utilizo para dar la vuelta a la tortilla, esa que tanto te gusta.
Para tí mi dedo gordo del pie, para que sujete el equilibrio de tu cuerpo y no deje que se venza hacia ningún lado.
Para tí mis codos, para cuando concentrada pienses en nosotros, mientras la cabeza se desliza por tus manos.
Para tí mis pestañas, para que no dejes que el sol te ciegue cuando caminas segura por el descampado.
Para tí mi pecho, para cuando te mires al espejo con la persiana subida, sin vergüenza de que te vean.
Para tí mi espalda, para que la apoyes contra la pared fría del verano y dejes que tu piel se erice y sientas placer.
Para tí toda yo, para que recorras todo mi cuerpo y mi sombra que te espera en la cama,tumbada, en silencio, pero despierta.

lunes, junio 21, 2004

Estaba viendo el telediario de Antena Tres (ya empezábamos mal) y mientras discutía con mi conciencia la capacidad que tenían los bustoparlantes para informar, veo que comienza el Telecupón.
Me quedo mirando fíjamente la pantalla y me digo... ¡¡JODER!! PERO ¿QUÉ HACEN? Veo a unas cinco mujeres plantadas ahí, con la misma ropa, ¡¡guiñándome un ojo!! ¿Y eso? (me pregunto atónita) ¿Para ganar audiencia? ¿Para envilecer a los cuatro desgarramantas que se tragan el Telecupón?
En fin... como no podía entender por qué demonios lo hacían, me dediqué a reírme de la situación.
Mientras cae el sol plomizo sobre mi espalda y las manos arrugadas y secas son incapaces de atrapar siquiera el viento, mientras mis oídos rasgados por tu voz quejosa duermen aletargados y viejos, recuerdo tu sonrisa frágil, tus bazos blancos y tu rostro rojizo por los rayos de una triste bombilla.
Recuerdo tus amaneceres cuando dejabas que la luz formara figuras en el techo que esperabas adivinar.
Recuerdo tus recuerdos tardíos, tus pensamientos amargos cuando juntos los bebíamos acompañados con hielo. Recuerdo el coñac sobre la mesa camilla y tus labios posándose en el canto dejándose bañar por aquel dulce sabor.
Recuerdo tu nariz inquieta cuando pasaba por tu lado que intentaba volver a robar mi aroma.
Recuerdo... solamente recuerdo tu silueta que se vestía de noche con la luna, tus manos apoyadas en la arena mientras tus dedos dejaban resbalar los granos y el tiempo.
Pero poco a poco se me olvidan los recuerdos, a cada paso que doy mi mente borra un antiguo pensamiento, una sensación pasada, una tras otra las huellas que hicieron que no me perdiera en este largo camino.
Y ahora heme aquí quieto, expectante, vigilando mi pasado para que ni una de las letras que ahora estoy escribiendo se borre y así tú, después de haber despertado, puedas leerlas.

domingo, junio 20, 2004



Lo he perdido, el Norte ha desaparecido de mi mapa sin avisar y yo me encuentro aquí, dando vueltas en círculo sin hallar la salida.
Cuando alguien me encuentre, que me avise.
Hoy he decidido escribir mi primera novela.
Hoy que he desplazado mi pluma por entre las corcheas y semicorcheas, las fusas y la clave de sol, dejando que la tinta corriera por su enrevesada figura.
Hoy que me plantaba delante de una hoja en blanco para intentar dibujar el trazo de la primera letra, para intentar pronunciar el sonido de la primera sílaba... Hoy me he olvidado de escribir.

sábado, junio 19, 2004

No voy a seguir escribiendo sobre mi futuro si a cada paso que doy se borra lo que ya he vivido.
Hoy me ha puesto tres guías de viaje sobre la mesa:
Una de Turquía, otra de Australia y otra de Alemania y me ha dicho:
- ¿Y bien?
- ¿Y bien qué?
- ¿A dónde quieres ir?
- ¿De estos sitios?
- Pues claro.
- A ninguno
- ¿A ninguno? ¿Pero si son los tres mejores sitios del mundo?
- No.
- ¿Cómo que no?
- Yo quiero ir a la Habana.
- ¿Y qué vas a hacer en la Habana?
- Lo mismo que tú en Turquía, Australia o Alemania.

miércoles, junio 16, 2004

Mírame ahora que soy transparente, que me pongo debajo de la lluvia y mis huesos quedan empapados.

Mírame ahora que mi corazón no es rojo ni tampoco mi sangre, que ya no bombea ni una sílaba más.

Mírame ahora que no te miro ni quiero mirarte para que no te avergüences.

Mírame ahora que te puedes ver reflejada en mi pupila y saber quién eres realmente.
Cuando me vence el sueño, es el momento de dar vida a las ideas.

martes, junio 15, 2004

No se les oía y desde la lejanía siempre se percibían sus notas suspendidas en el aire, sus timbales tocados con las manos negras y grandes de aquel africano de trenzas y la flauta travesera siempre tan dulce, luchando contra la furia del sonido que rebotaba en aquel cajón gitano.
Hoy no reían ni dejaban la cesta para que la gente les diese dinero, tampoco sus sombras esperaban a que nuestros oídos se dirigieran al lugar donde reposaban tristes esperando a sus dueños.
Hoy en su lugar había una máquina de Coca-Cola.

lunes, junio 14, 2004

Odio bajar a la panadería. Está mal estructurada y cuando estamos mucha gente la cola llega fuera, a la calle. Hasta que te toca el turno tienes que estar aguantando bajo el sol acompañado de un montón de gente, que en vez de guardar la distancia necesaria y dejarte respirar, están encima tuya como si necesitaran calor. ¿Pero no les basta con el que hace?.
Y para colmo luego entras y alguien se cuela y le miras con cara de odio como diciendo:
- ¿Pero no se da cuenta de que yo estaba primero?
Y te responde con otra mirada increpando:
- ¿Se puede saber qué miras?

Entonces no tienes otra cosa que hacer que resignarte, esperar a que te toque el turno y que no se te cuele nadie más y volver a casa comiéndote el currusco del pan.

La próxima vez que baje mi tía.

domingo, junio 13, 2004

¿Pero por qué te cabreas cuando te digo que no me apetece contarte lo que me pasa?. Me miras con ojos de indignación y yo únicamente quiero silencio.

sábado, junio 12, 2004

El tiempo pasa y no se detiene ni para saludar, ni para despedirse y yo mientras, aguardando su llegada, acurrucada en una esquina de esta pequeña alfombra, echo de menos las reminiscencias de un sentimiento fátuo de aquella tarde de invierno.
Añoro tu mano helada acariciando aquella escultura de Venus en el Louvre y tu mirada gélida penetrando en su voluptuoso cuerpo.
Ella no te observaba, sólo descansaba en la noche, cuando las sombras que se hacían paso por la ventan la rodeaban para seducirla una noche más.
Tú, impasible, no retirabas los ojos de aquel espectáculo digno de Vaco, que mientras te parecía querer tentar a mezclar tus sentimientos con los suyos, reía de forma despiadada y disfrutaba del cuerpo, sin corazón, de Venus.
Yo, incauta, permití que tus manos me rozasen, se enredasen por todo mi cuerpo sin poder salir de él o desatar el nudo que habían hecho tus dedos.
Por ello, yo también soy ahora otra estatua de mármol del Louvre, que cada noche espera a las sombras que se cuelan silenciosas por la ventana.

viernes, junio 11, 2004

Ray Charles, yo te lloro.
Tu voz seguirá atrevesando mis oídos, las notas que escupe tu saxo seguirán rasgando la barrera del sonido y aunque yo las roce únicamente para soñar que estoy soñando, no dejes de acariciarlas tu también.

Ayer me escondía de una persona en el tren. No me apetecía hablar con nadie, sólo escuchar música.
Pero me encontró, se acercó a mí y no paramos de hablar en todo el viaje. Resultó que al final me agradó más la conversación que si me hubiese quedado sola con mi Disckman.
Desde entonces ya no me escondo y es por eso, creo, por lo que ya no me encuentran.
¿Por qué te empeñas en sacarme en blanco y negro?
Por lo menos píntame los labios de rojo para poder diferenciarme del resto de las caras que se esconden en la niebla.

jueves, junio 10, 2004

Hoy he adelantado el despertador para verte, para cruzarme contigo en la esquina como cada mañana y observar cómo tus ojos me miran y cómo tu brazo se roza con el mío.
Te conozco de algo y no sé de qué. Tengo la sensación de que he soñado contigo o de que alguna vez, si nos hubiéramos visto en un bar, me hubieras invitado a bailar.
¿Lo hubieras hecho? Igual no. Igual ni nuestras miradas se hubieran cruzado, ni nuestros brazos se hubiesen encontrado en la oscuridad de esas cuatro paredes. Quizás tan sólo hubieses sido el amante de mis sueños.

miércoles, junio 09, 2004

Hoy he vuelto a pensar en volar; he dibujado unas alas en un papel pero al momento las he roto. Me ha dado miedo la idea de estar en lo alto pero no saber cómo aterrizar.

lunes, junio 07, 2004

Cuando la forma deja de ser forma para irremediablemente convertirse en materia. Cuando no se puede obviar la naturaleza ni la condición humana aunque por encima de ello queramos hacer maravillas para la naturaleza.
Cundo el sentir finalmente se funde con la razón, que a veces pasa a ser irracional e irremediablemente comienza a ser sentimiento. Entonces y sólo entonces es cuando nos convertimos en genios.
En genios con ideas ingeniosas y extravagantes, en genios descabellados y a los que no importa que miren aunque lo hagan con locura. En genios abstractos, informales y con un contenido material que va más allá de la ciencia y la pedagogía. Y aunque esos genios alcanzaran aquello que los que no son genios podrán nunca alcanzar, serán por encima de todo humanos. Personas con un corazón que bombea sentimientos, fatuos e intensos, crueles y extraordinarios y cuando en ese momento caigan en la tentación del placer, en el querer sentir cómo su cuerpo se funde en forma y materia sin distinción de uno u otro, será el momento en el que comiencen a dedicarse a la ciencia.

Para aquellos que aún piensan que se puede vivir siendo únicamente racional.
No sé cómo decirte que no quiero escucharte, que me da igual lo que me cuentes y que no soporto que me mires con esos ojos de cordero degollado.
Tu sigues hablando sin orden ni concierto y sin parar un sólo instante; muchas veces desconecto y hago como que te escucho pero simplemente meneo la cabeza asintiendo, para que no te percates de mi indiferencia.
No se quién te mandó a custodiarme, a vigilarme día y noche y a organizar mis sueños, pero ten claro que no pienso pagarte por ello y que aunque me repitas una y otra vez lo que está bien o mal, no te voy a hacer ningún caso.
Sé que crees saberlo todo, pero déjame que te diga una cosa, puedo cambiar tu personalidad cuando me venga en gana, puedo hacer que calles para siempre y puedo también, si estoy de humor, concederte un minuto de mi vida.
No obstante, eso me lo tendría que plantear seriamente, porque de verdad que no te aguanto. Lárgate y déjame volar.
Pd: para todas aquellas conciencias que una vez tuvieron un dueño.

viernes, junio 04, 2004

¿Por qué siempre que tengo la sensación de que me voy a caer estás detras de mí para evitar que me adentre en el olvido?

jueves, junio 03, 2004

He vuelto a pasar por delante y sigo sin comprenderlo. Todo a oscuras y vacío. Ningún ruido extraño en su interior cuando por las mañanas parece una estación de tren donde se cruzan miradas, donde las lágrimas y los pañuelos blancos no paran de brotar, unos de los ojos, otros de los bolsillos...
¿¿¿Me puede explicar alguien por qué las SALAS X cierran por la noche???

martes, junio 01, 2004

19ª Parte

- ¿Marisa?
- ¿Sergio?
- Si, hola... que te llamo para decirte que como me voy mañana por la mañana, he pensado hoy celebrar una cena entre amigos para despedirme.
- Ah...bien, y ¿A dónde vamos a ir a cenar?
- No lo sé, pero me ha dicho Dani que cerca de Plaza España hay un sitio que está bastante bien y hemos quedado en la plaza a las nueve y media. Entonces cuento contigo y con Javi ¿no?.
- Si claro, allí estaremos.
- Bien, pues un beso.
- Otro.

A las diez acabaron de venir todos. Dani y sus amigos, Ana y un amigo suyo y Marisa y su novio. Todos juntos pero no revueltos, allí riéndonos, cruzando miradas cómplices y con ganas de pasar una noche de esas denominadas "locas".
En el bar donde estuvimos lo pasamos bien. Marisa me miraba, Ana me miraba, ellas dos se miraban y yo las miraba a ellas. Unos roces por debajo de la mesa, Javi mirando a su novia y ella acariciando mi pierna, yo ... su mano.
Los amigos de Dani haciendo el gamba como de costumbre, bebiendo sangría como locos y pasándoselo en grande con Javi, el novio de Marisa. Yo mirándoles a todos con complicidad, riéndome por dentro por las escenas que mis ojos presenciaban y ellos sin darse cuenta.

Eran las dos de la mañana y salíamos con unas copas de más, todos agarrados, haciendo el payaso y sin rumbo fijo, como de costumbre.
Marisa estaba haciendo el tonto con uno de los amigos de Dani que llamábamos Txomin, Ana se estaba enrrollando con el amigo que había traído, Javi estaba corriendo por la acera con otro amigo de Dani y mi amigo del alma me miraba riéndose y dándome una palmada en la espalda como diciendo... si es que no tienen remedio.

Entrábamos y salíamos de bares repletos de gente que desprendían olores a perfumes demasiado embriagadores, acompañados de un calor que empañaba los cristales de las puertas. Todo el mundo sudando, riendo, borracho, bailando, besándose, contigo, conmigo, contigo otra vez... sin fin.

Ana me chillaba al oído y seguía sin oírla. No entendía ni una palabra y ella no paraba de reírse; yo también me reía pero porque era una conversación de besugos. Ninguno comprendía al otro y sólo nos limitábamos a pronunciar lo que queríamos decir, sin emitir ni un sólo sonido hasta que me cogió por la nuca y me beso. Le seguí el beso sin saber lo que hacía; ella introducía su lengua fervientemente y yo acompasaba su ritmo de forma más lenta. Notaba como Marisa tenía clavados sus ojos en nuestras bocas sin dar crédito a lo que veía, mientras Javi no paraba de reírse por la cara que el acompañante de Ana estaba poniendo al ver la escena. Ana no se daba cuenta de lo que pasaba y seguía a lo suyo...yo me intenté apartar de ella de la forma más cariñosa que pude.
Cuando ya estábamos separados, Marisa me fulminaba con la mirada, yo la estaba nontando y no me atrevía a girar la cabeza por miedo a encontrarme con sus ojos negros.
Entonces sucedió el milagro, Dani propuso que nos saliéramos de aquel bar porque se estaba ahogando de calor y como si de repente se hubiera propagado el fuego en aquel antro, todos en estampida fuimos a sacar las cabezas y los cuerpos fuera cuanto antes.

Era ya muy tarde, las siete de la mañana y mi autobús salía dentro de tres horas. Tenía que ir despiéndome de todos ellos, de sus caras, de sus cuerpos, de sus besos, de sus manos entrelazando las mías... de todos ellos. No quería, realmente me daba mucho miedo tener la sensación de la lejanía, de la soledad aunque únicamente fuera un pensamiento pasajero, de comenzar a andar un nuevo camino sin pisadas blancas...

- Creo que debería despedirme, camaradas.
- ¿Ya? ¿Tan pronto?.
- Es que el autobús sale a las diez y aún no he hecho la maleta y entre que voy a casa, me ducho y tal... me da la hora.
- Bueno, bueno, si te pones así de pesado.
- Ey chicos! que... un beso a todos, os llamaré cuando llegue a Barcelona por si acaso me habéis echado de menos durante estas horas...
- Tu tan majo y encantador como siempre. De todas formas (me dijo Dani) ten claro que vamos a ir a Barcelona a darte el coñazo que si no... a tí si que te va a dar algo.

Les di un beso y un abrazo a todos y me di la vuelta sin mirar atrás. Mentiría si dijera que no me dieron ganas de llorar allí mismo mientras veía sus caras y sus sonrisas. Pero intenté evitarlo, lo hice todo lo más rápido posible y me dirigí a coger el primer taxi que vi vacío.
Me estaba alejando y ellos también me dieron la espalda dirigiéndose al siguiente local donde posar sus cuerpos. Cuando estaba abriendo la puerta para montarme oí la voz de Marisa que gritaba mi nombre.
Vino corriendo como una loca hasta donde yo estaba y me abrazó. La agarré con fuerza, introduciendo mi nariz en su nuca y su pelo mientras notaba sus finos dedos posados en mis hombros. La bajé al suelo y vi que estaba llorando, se secó las lágrimas sin importarle que yo la viera así, con el rimel corrido y con las mejillas coloradas mientras intentaba decirme algo.

- No te vayas por favor...
- No me digas eso, sabes que me voy a ir y no me ayuda nada oír esas palabras ahora.
- Pero es que...

La besé. No le dejé que dijera ni una palabra más o mis oídos acabarían por marchitarse. Cuando nos volvimos a mirar ya estaba sonriendo, con aquellos ojos brillantes y dejando entrever sus pequeños dientes que daban ganas de comérsela entera. Pero ya era tarde y yo me tenía que ir, así que me monté en el taxi y desde allí, con la ventanilla bajada, le lancé un beso. Ella siguió mirándome durante un rato, con la mano en su boca, triste.
Yo dejé de mirarla porque la quería demasiado y sabía que sólo hacía falta un segundo para que me arrepintiera de lo que estaba haciendo.
Apoyé la cabeza en el asiento del coche y cerré los ojos. El taxista tenía puesta la radio y mientras unas tímidas lágrimas huían de mis ojos, una voz rajada acariciaba mis oídos:

Prendido a tu botella vacía, esa que antes siempre tuvo gusto a nada
apretando los dedos, agarrándome, dándole mi vida, a ese par de avalanchas.
Cuando era niño y conocí el estadio Azteca, me quedé duro, me aplastó ver al gigante, de grande me volvió a pasar lo mismo, pero ya estaba duro mucho antes.
Dicen que hay, dicen que hay, un mundo de tentaciones, también, hay caramelos con forma de corazones, dicen que hay, bueno,malo, dicen que hay más o menos, dicen que hay algo que tener y no muchos tenemos....




FIN

Para todos vosotros que me habéis leido y también para aquellos que aunque no lo hicieron pusieron la intención en algún momento.
Gracias. Os quiero.
Si no queda satisfecho no le devolvemos su paciencia.Gracias